Congreso 'El conservatismo hoy'
Sobre el conservatismo en España: «Tenemos una crisis de revolución y el origen es la Revolución Francesa»
La primera jornada del congreso El Conservatismo hoy concluye con una mesa redonda sobre el estado actual de esta posición en España con la participación de Elio Gallego, Ricardo Calleja y Guillermo Graiño
Concluye la primera jornada del congreso titulado Conservatismo hoy: la defensa de las libertades, las tradiciones y la cultura organizado por CEU-CEFAS en colaboración con la revista The European Conservative con una mesa redonda sobre el estado actual del conservatismo en España, en el que han participado Elio Gallego, director de CEU-CEFAS; Ricardo Calleja, profesor de Ética en el IESE Business School (España) y Guillermo Graiño, investigador asociado de la Fundación Disenso (España).
«Si nos atenemos a los hechos, en apenas un lustro, un grupo de activistas de izquierda, han sido capaces de cambiar de raíz el sentido común tal y como nosotros lo entendemos», comenzó indicando Óscar Rivas, director de la revista Razón Española y el encargado de moderar el coloquio. «Estos años se ha socavado todo aquello en lo que creemos: la religión, la propiedad, la libertad, la familia», ha advertido; sin embargo, considera que todo ello ha abierto «una ventana de oportunidad para una respuesta conservadora», ha proseguido Rivas.
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Para hablar del conservatismo «hay que remontarnos a dos siglos», ha indicado en su intervención Elio Gallego. «La Revolución Francesa marcó un antes y un después en la historia», asegura. Y es en este acontecimiento donde surgen todas las categorías sobre los que se ha discutido: «Categorías tales como derecha, izquierda, liberales, conservadores, progresistas, socialistas, comunistas... Todas, absolutamente todas, nacen en ese momento histórico». Por esta razón advierte que «estas categorías solo son entendibles si partimos del hecho de la Revolución Francesa».
Según ha explicado el director de CEFAS, la Revolución Francesa tiene su puesta en escena en España en Cádiz en 1812. De este momento surgirá el partido liberal que con el paso del tiempo se dividirá en tres corrientes: «Los revolucionarios (extrema izquierda), los progresistas (izquierda) y los moderados». Es en este último partido donde surge la dificultad en el pasado y en el presente según ha indicado Gallego.
Para finalizar apunta que hay una confusión respecto a «ser conservador contrarrevolucionario» o «ser conservadores del estatuto, que siempre va a protagonizar la izquierda». El reto que se nos plantea ahora es «cómo hacer que esa masa conservadora no quede adscrita a una minoría partidista que se siente solidaria del partido progresista».
En su intervención, Ricardo Calleja propone una serie de actitudes que el conservador puede aportar para hacer frente a los problemas que afrontamos ahora en el país. En primer lugar, sugiere la «primacía de las relaciones», en segundo lugar, propone «priorizar la cordialidad, procurar sitios donde la gente se pueda escuchar y donde se pueda debatir». E indica que tiene que haber una «cordialidad hacia fuera, pero sobre todo hacia dentro». Por último ha destacado una «creatividad celebrativa». «En el discurso conservador hay que pasar de la defensa de los derechos a compartir los bienes y a celebrar los bienes con alegría, con belleza». En definitiva, «celebrar lo recibido, pero que también se atreve a pensar en cosas nuevas».
A esta idea se contrapone lo versado por Guillermo Graiño, quien piensa que «no existe una excepcionalidad ibérica para el conservatismo», sino que Occidente comparte el mismo problema. Dicha dificultad es «el desarrollo de la cultura woke».