El banderillero Juan Carlos Rey salva la vida a cuerpo descubierto al picador Héctor Vicente en Las Ventas

Era el primer toro de la tarde (el segundo porque al primero lo habían mandado a los corrales), el de la confirmación de Víctor Hernández. El picador Héctor Vicente hizo su aparición y el animal embistió con violencia al peto. Empujó contra las tablas al caballo y allí se quedó con los monosabios intentando sujetar al cuadrúpedo removido.

Al quite

Fue cuando el toro le levantó por los cuartos traseros y el picador cayó como por un tobogán al albero. Después le siguió el caballo, que se le quedó encima. Vicente quedó inmóvil a merced del toro, que se empleaba en la montura muy cerca del pecho del jinete. Un capote de salida llamó su atención y se encontró de cara con el picador atrapado en el suelo.

Le tocó de forma escalofriante varias veces con la punta del pitón en la chaquetilla (con el tocado volviéndole la cara para protegerse) haciendo caso omiso del capote del subalterno. Lo siguiente ya era la cornada, y fue cuando saltó al ruedo el banderillero Juan Carlos Rey, que no actuaba, desde el burladero, sin capa ni montera para, en el momento justo, llamar la atención del toro y llevárselo lejos, acabando con el peligro mortal. La gran importancia del saber estar a todo, en este caso al quite, en una Plaza de toros.