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La incredulidad de santo Tomás de Caravaggio

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¿Por qué se escribe «dieciocho» y no «diez y ocho»?

La ortografía de los numerales cardinales explica por qué se escriben en una sola palabra algunos de los llamados «cardinales complejos»

Los numerales cardinales son, según la RAE, aquellos que «expresan cantidad en relación con la serie de los números naturales, incluido el cero, que representa la ausencia de cantidad». Es la forma de escribir y de usar los números en el contexto de una frase.

Pueden ser sustantivos cuando se escriben para nombrar los números: «El siete es mi número de la suerte»; pueden ser adjetivos: «Tiene cinco coches» y pueden ser pronombres: «Cuántos años tienes? — Cuarenta y nueve».

Hay cardinales simples y cardinales complejos. Los simples son desde el cero hasta el quince, todas las decenas, además de «ciento», «quinientos» y «mil». El resto son complejos «y se forman por fusión, yuxtaposición o coordinación de cardinales simples».

A pesar de ser complejos, los números comprendidos entre el 16 y el 19 y entre el 21 y el 29 se escriben en una sola palabra: «dieciséis», «diecisiete», «dieciocho», «diecinueve», «veintiuno», «veintidós»... Que solo estos números se escriban así tiene que ver con el acento.

«Treinta y uno», «cuarenta y cuatro» o «setenta y cinco» son cardinales complejos que se escriben en dos palabras. Los que se escriben en una son aquellos cuya «grafía unitaria es consecuencia de su comportamiento asimismo unitario a efectos prosódicos»,

Esto quiere decir que como su primer componente (el primero de los numerales) es átono (no tiene acento) «estas formaciones cuentan con un único acento» por lo que se escriben en una sola palabra.

Pero la RAE reconoce (¿por qué 16 se escribe «dieciséis» y no «diez y seis» y 35 se escribe «treinta y cinco»?), «por analogía con la serie de los cardinales compuestos de diez y de veinte, y debido a su comportamiento prosódico igualmente unitario, se documentan casos de grafías univerbales en los correspondientes a otras decenas»: «Treintaicinco, cuarentaitrés, cincuentaiocho, etc.».

A estas grafías simples la Academia las considera válidas por responder «a la fusión gráfica que experimentan las unidades léxicas pluriverbales que forman un solo grupo acentual», pese a ser «claramente mayoritarias» las grafías tradicionales (treinta y cinco, cuarenta y tres, cincuenta y ocho, etc.).

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