'La isla oculta': la Cuba que late bajo capas de represión revolucionaria castrista
El escritor y periodista cubano Abraham Jiménez Enoa construye un rompecabezas por medio de dieciséis historias mediante las que trata de descifrar la Cuba de hoy
La primera de las historias que conforman La isla oculta (Libros del K.O.) presenta a una comunidad aislada de Cuba que cree, con fe ciega, en los poderes curativos del agua.
Los miembros de esa comunidad reciben el nombre de acuáticos, no acuden, como principio doctrinal de su religión, a médico alguno, sus hijos no asisten a la escuela y conviven al margen de las leyes del Estado.
Todas sus dolencias las curan por medio del agua, en su creencia de que Dios actúa por medio de ella para sanar toda dolencia: «El que está para morir, muere aunque tenga médicos alrededor».
La comunidad de los acuáticos, refugiados en una región montañosa de la isla, logran sobrevivir al paso de los años y ni siquiera el aparato represivo castrista tras la revolución cubana es capaz de someterlos.
Únicamente el desencanto de las sucesivas generaciones hace que la comunidad languidezca hasta la desaparición, como si de una silenciosa enfermedad activada por un misterioso virus se tratara.
Libros del K.O. / 296 págs.
La isla oculta
En esta primera historia el escritor y periodista cubano Abraham Jiménez Enoa ya refleja el tono e intenciones de la obra.
Tienen en común los 16 cuentos del libro el paralelismo establecido entre la historia narrada y la historia cubana reciente, así como la desconexión que existe entre las generaciones jóvenes cubanas y la gerontocracia revolucionaria que gobierna la isla.
Las demás historias están cortadas por el mismo patrón: son crónicas de la vida de un pueblo encadenado por unos viejos ideales convertidos en esposas para los ciudadanos.
«Los Castro son unos chantajistas. ¿Tú sabes lo que es ser un ilegal en tu propio país?», dice uno de sus personajes, un residente en Santiago de Cuba que no tiene permiso para pasar más de 72 horas en La Habana.
Encontramos en estas páginas un sentimiento de tristeza y nostalgia por la patria perdida, con personajes que mueven a la compasión por sus destinos.
En el ámbito puramente literario, como gran parte de los nuevos escritores latinoamericanos, las historias de Jiménez Enoa están permeadas por la herencia literaria de gigantes como Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Juan Rulfo y su realismo mágico.
Ese vínculo muestra cómo la literatura latinoamericana ha logrado crear una seña de identidad propia que traspasa generaciones literarias y fronteras. La isla oculta es buena muestra de ello.
Abraham Jiménez Enoa escribió La isla oculta desde su exilio en Barcelona. Enoa pertenece a una nueva hornada de escritores y periodistas cubanos desligados de los ideales caducos de la revolución encabezada por Fidel Castro.
Crecieron y se formaron en una época en la que muchos cubanos ya no perciben ninguna justificación para un proceso revolucionario eterno y para un régimen socialista opresor y totalitario que ha convertido la isla en una gran cárcel.
Constituyen estos autores una nueva generación asfixiada por el aparato represivo del castrismo, aparato que el autor conoce bien, pues hizo prácticas en el ministerio del Interior.
Una generación cuya única aspiración es abandonar cuanto antes y del modo que sea la isla, no porque tengan esa concupiscencia viajera tan común en las sociedades capitalistas, sino porque para sobrevivir no les queda más remedio que irse.
Su paso por la administración castrista, precisamente, fue su condenación. Se le prohibió salir de cuba y su labor periodística posterior en la publicación satírica El Estornudo y como columnista del Washington Post le valió ser sometido a vigilancia domiciliaria, detenido de forma arbitraria, interrogado y amenazado.
La represión de los servicios de seguridad cubanos llegó hasta Ámsterdam, cuando por fin logró salir de Cuba, donde un agente de la embajada cubana acudió a reventar su conferencia sobre libertad de expresión.
La Isla oculta a veces se asemeja a un rompecabezas donde los diferentes personajes que traspasan sus crónicas tratan de construir una visión unitaria de Cuba. Una visión nebulosa, oculta tras años y años de represión revolucionaria.