Cinco novelas históricas para disfrutar del verano
El verano es un período que invita a viajar por la historia, aunque sea desde una cómoda tumbona, siempre con el debido avituallamiento de libros
Escoger cinco novelas históricas para este verano es una labor ímproba. No hay semana sin varios libros de ficción ubicados en el pasado más cercano o lejano. La novela histórica es un género asentado y con varios siglos de antigüedad por lo que una selección breve como esta siempre tendrá olvidos inmerecidos y algún que otro lugar común. En todo caso, el verano es un período que invita a viajar por la historia. Aunque sea desde una cómoda tumbona y con el debido avituallamiento.
«Opus nigrum» de Marguerite Yourcenar
Ninguna lista sobre novelas históricas debería olvidarse de Marguerite Yourcenar. La escritora francesa se debería encontrarse en la cima de cualquier canon gracias a sus recomendables Memorias de Adriano. Pero quizá su mejor obra sobre el pasado sea Opus nigrum, que publicó en el convulso tiempo de 1968. Con el estilo poético característico de Yourcenar, en estas páginas se nos narra la vida de Zenón, un médico interesado por las artes alquímicas, que vive con intensidad un entretiempo marcado por los efectos de la Reforma luterana y de la respuesta católica en su Flandes natal. Yourcenar no cae en la tentación de acabar pintando un paisaje dominado por blancos y negros. Los grises están presentes constantemente. Opus nigrum es, en fin, un compendio de la condición humana con todas sus contradicciones.
«El Conquistador» de José Luis Corral
Hablar de la novela histórica en España es hacerlo del medievalista José Luis Corral. Corral tiene en su haber más de una docena de novelas históricas que atraviesan toda la historia de España. Ahí están sus obras sobre Numancia, Trafalgar o su trilogía sobre Los Austrias. Si no han leído nada de este autor, les recomiendo que se inicien por El Conquistador. Corral ha intentado siempre acercar la historia al gran público, ya sea a través de la divulgación o de la ficción. Este profesor de la Universidad de Zaragoza quiere poner su grano de arena contra la manipulación histórica y lo hace novelando al monarca aragonés. Porque el principal protagonista de esta obra es Jaime I el Conquistador. El contexto lo conocemos y sabemos que da para una propuesta de este estilo: disputas entre diversos poderes, batallas por doquier y más de una relación intempestiva o pasional. No se arrepentirán de abrir esta novela y, además, aprenderán mucho sobre aquellos días bastante olvidados.
«El retrato de casada» de Maggie O’Farrell
Hamnet convirtió a Maggie O’Farrell en una de las autoras de más éxito internacional, tanto a nivel de crítica como de público, con una intimista historia sobre la muerte del hijo de William Shakespeare y el duelo familiar. Su última novela vuelve la mirada de nuevo hacia pasado, y lo hace con la popular Lucrezia de Medici. La británica nos sumerge en la Italia renacentista para, con algún que otro anacronismo en la mirada, contarnos cómo una joven – desde nuestro presente sería mejor cambiar el término porque realmente era una niña - buscó sobrevivir a un mundo lleno de intrigas y a un matrimonio poco favorable, donde ella no jugaba más que el papel de simple peón en unas relaciones de poder que se le escapaban. Sabemos el final de esta trágica historia – ¿muerte natural o asesinato?-, pero poco importa. La Lucrezia que se hace realidad ante nuestros ojos quiere luchar contra su destino y nos seduce desde la primera página. O’Farrell es una de las voces más estimulantes de la actualidad. Estén atentos a sus próximos trabajos.
«El perfume» de Patrick Süskind.
¿A qué huele la historia? El perfume es un clásico que no debe faltar en ninguna biblioteca. Sabemos que Süskind sigue vivo, aunque ha desaparecido del panorama literario. No concede entrevistas y no conocemos mucho sobre lo que hace. Se ha convertido en un autor extravagante y de culto. La novela que le lanzó a la fama nos traslada a la Francia prerrevolucionaria gracias a las peripecias de Jean-Baptiste Grenouille, tan genial en su labor de perfumista como miserable a nivel personal. Grenouille busca dominar el reino de los aromas por encima de todo para controlar la realidad. Süskind consigue que podamos olfatear las palabras y que nos hagamos una idea de los olores de aquella época. Se trataba de un desafío literario de altura. Por cierto, no son demasiados los historiadores que hayan prestado atención a los olores. Por esa razón, aunque sea difícil de encontrar, deberían leer esta novela en paralelo a El perfume o el miasma. El olfato y lo imaginario social de Alain de Corbin.
«En la corte del lobo» de Hilary Mantel
En la corte del lobo fue el primer volumen de una trilogía dedicada a Thomas Cromwell. Después llegaron Una reina en el estrado y El trueno en el reino. Mantel, que falleció hace menos de un año, se convirtió en la primera mujer en ganar dos veces el Premio Booker a la mejor novela en lengua inglesa. Tampoco hay muchos hombres que lo hayan conseguido, y en esa lista escueta nos encontramos, por ejemplo, con el Nobel sudafricano J. M. Coetzee. Estas tres obras reúnen más de dos mil páginas y tratan de reconstruir la vida de Cromwell, uno de los principales protagonistas de aquel tiempo como secretario de Estado del caprichoso Enrique VIII. No podemos engañarnos. En la corte del lobo no es una lectura fácil. Mantel nunca da tregua a sus lectores y no utiliza los juegos habituales en la narrativa histórica. Pero una vez que caes en su tela de araña es imposible escapar. La escritora británica intercala soliloquios de los protagonistas y diálogos con una dramática tensión, que la convierte en una discípula aventajada de William Shakespeare. Todo ello sazonado con descripciones del paisaje y digresiones que ayudan a comprender el contexto. Mantel nos regaló una aguda reflexión sobre los conflictos de poder y la libertad con los Tudor como excusa.