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08 de septiembre de 2024

Reig recrea los elementos de la novela negra con un estilo y visión muy personales

Reig recrea los elementos de la novela negra con un estilo y visión muy personalesCottonbro Studio

‘Cualquier cosa pequeña’, de Rafael Reig

Una novela de detectives imaginativa, extraordinariamente bien escrita y perfectamente imbricada en la tradición literaria española

Rafael Reig lleva años demostrando tener un músculo narrativo en buenísima forma tanto por la cantidad de obra creada como, más importante, por la calidad. Se ha mostrado además como un escritor polifacético que, sin excluir su trazo más personal, es capaz de moverse con soltura entre los géneros más variados. Ahora se adentra, aunque no por primera vez, en la novela detectivesca. Curiosamente, Tusquets, que está reeditando con gran criterio su obra anterior, reeditó el año pasado uno de sus libros más célebres, Sangre a borbotones, la primera de las novelas de su detective privado Carlos Clot.

Portada Cualquier cosa pequeña

Tusquets (2024). 327 Páginas

Cualquier cosa pequeña

Rafael Reig

Cualquier cosa pequeña no es una novela negra al uso. Juega con las convenciones del género para escribir una obra absolutamente personal e imaginativa. Los acontecimientos suceden en la isla de Dragonera, nombre del país ficcional que acoge a toda una caterva de buscavidas, vividores, espías y huidos de la justicia gracias a su carácter de paraíso fiscal y nación no alineada en los años difíciles de la guerra fría. El centro narrativo gira alrededor de un centro de inteligencia nacional denominado Bleak House, casa desolada, y la referencia a Dickens, luego lo veremos, no es casual. Dirige el centro Ginés Loyola, que tiene mucho de detective clásico, perdedor y quemado por la vida, pero con sus setenta años la quemazón ha tornado melancolía, la derrota en comprensión del prójimo. Aquel centro desastrado y decadente topa, casi por casualidad, con uno de los asesinos más fríos, astutos e inteligentes de aquellos turbulentos años.

Hasta aquí parecería una novela noir más o menos original, pero Reig es incapaz de no poner su genial sello personal en lo que escribe. En algún lugar ha bromeado diciendo que se ha inventado la isla para no tener que documentarse. En su lugar ha creado un país tan fascinante y original que merece pasar a la lista de los territorios imaginarios más conocidos. Dragonera está representada con su geografía completa, sus relieves y costas, sus ciudades descritas con detenimiento de cartógrafo (barrios, calles, estructuras sociales…), pero no solo eso, también su fauna y flora ficcional y, de una manera especial, su tradición culinaria. Cualquier cosa pequeña es una novela en la que sobre todo se bebe, whisky Macallan, y se come, pero los platos, que son decenas, están inventados con mucha originalidad y un gran gusto culinario. Ahora que está de moda el world building, la novela de Reig puede servir como ejemplo magistral de cómo introducir una realidad coherente, atmosférica y convincente sin caer en excursos, digresiones y explicaciones gratuitas

Otro aspecto muy reseñable de la última novela de Rafael Reig es lo bien escrita que está. Tiene una voluntad de estilo que ya no se ve por estos lares, con una riqueza léxica y unas construcciones sintácticas ejemplares que logran exprimir toda la riqueza del español. Y no solo, el texto está plagado de referencias y homenajes literarios, algunos explícitos, otros sobradamente conocidos (ya hemos hablado de Casa desolada), otros tan sutiles que exigirían un aparato crítico abundante para explicarlos. Dice Murakami que conoce pocos escritores inteligentes (sin constituir ello un demérito, pues él mismo se excluye de tan minoritario elenco); creo que Reig es uno de ellos.

Ese reconocimiento y admiración de la tradición literaria hispánica nos lleva de la mano a otra de las grandes características de Reig, el uso del humor. No en vano pertenecemos a la escuela del Arcipreste de Hita, la Celestina, el Quijote y toda la saga picaresca. El resultado es una novela divertida, irreverente e incorrecta. Algo que últimamente no se ve demasiado

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