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Thibaut Courtois, en un calentamiento previo a un partido

Thibaut Courtois, en un calentamiento previo a un partidoEuropa Press

Courtois, el trabajo en silencio con Llopis y Pintus para volver a ser el mejor

El 10 de agosto de hace dos años la cabeza de Thibaut Courtois daba muchas vueltas. Tenía 31 años y se había roto el ligamento cruzado de la rodilla izquierda pocas horas antes de comenzar la primera jornada de Liga. El mundo se derrumbaba en su interior. Era una lesión muy grave en la treintena. Debía recuperarse muy bien para volver a ser el mejor guardameta del mundo. Serían nueve meses de duro trabajo a las órdenes de Pintus y de Luis Llopis para reaparecer con el mismo nivel.

El belga sabía que el Real Madrid contrataría un arquero, Kepa Arrizabalaga, y el devenir del fútbol significó la explosión de Andriy Lunin, que dio un salto de calidad hasta el primer nivel precisamente por el concienzudo trabajo de Llopis. El guipuzcoano de Hernani hizo un doble planteamiento triunfal con el belga y con el ucraniano, uno para que volviera a ser el número uno y otro para que empezara a ser.

Courtois vio cómo Lunin era decisivo en la consecución de la Champions y de la Liga en una campaña que los resignados madridistas denominaron de transición tras ver caer al belga y a Militao con graves lesiones que les tendrían todo el curso en el dique seco.

Grande en la final de la Champions

Mientras Lunin evolucionaba, Llopis realizaba también una labor esencial con Courtois. El preparador de porteros es uno de los más prestigiosos del mundo en su especialidad. Ya trabajó en 'La Fábrica' de Valdebebas durante años. Posteriormente lideró esa responsabilidad en el Athletic Club de Bilbao, la Real Sociedad y el Levante. Retornó al Real Madrid en 2015 y llevó a cabo su misión durante el trienio triunfal de Zidane. En esa época dejó un sello inolvidable en la casa blanca por un hecho incuestionable: transformó a Keylor Navas en uno de los mejores cancerberos del planeta. El costarricense ganó las tres Copas de Europa con Zinedine.

El técnico francés sustituyó a Solari en en marzo de 2019 y quiso recuperar a Llopis el 13 de junio de ese año, con vistas a la siguiente campaña, en una reunión mantenida en el hotel Londres de San Sebastián, con la esposa de Zizou, Veronique, como testigo. El vasco le dijo que no podía dejar tirada a la Real Sociedad en ese momento.

El 'profe', Luis Llopis, volvió por fin al Real Madrid en 2021, de la mano de Ancelotti. «Al Real Madrid no se le puede decir 'no' dos veces», adujo el exportero y entrenador en el gremio de 'los locos'. Ha sido el hombre clave en el crecimiento de Lunin y en la recuperación de Courtois hasta volver a ser el mejor guardameta el mundo. Un regreso al futuro que no ha sido nada fácil.

Thibaut Courtois and Andriy Lunin, en un entrenamiento con el Real Madrid

Thibaut Courtois y Andriy Lunin, en un entrenamiento con el Real MadridEuropa Press

Su labor minuciosa permitió que Courtois rompiera todos los plazos y estuviera listo para disputar la final de la Champions frente al Borussia Dortmund ocho meses después de su rotura total de la rodilla izquierda. No era sencillo para Ancelotti decirle a Lunin que la final la jugaría el belga después de la gran temporada del ucraniano. Pero tenía que jugar el mejor. Y Thibaut demostró el pasado 1 de junio ser el mejor del mundo con una actuación espectacular frente a los alemanes, salvando tres jugadas claras de gol.

El menisco derecho

Courtois triunfó en la última final de la Champions después de superar otra dolencia, un desgarro de menisco en la rodilla derecha, dos meses antes de la final. Se había recuperado muy bien de la triada en la rodilla izquierda y ese problema en el menisco derecho parecía que le eliminaría totalmente de la temporada. Nada de eso. Milagrosamente, Thibaut demostró en los entrenamientos ante Llopis, Pintus y Ancelotti que estaba en excelente estado de revista. Jugó la final en Wembley y fue determinante en la consecución de 'La Decimoquinta'.

Courtois había vuelto con su protagonismo en la final de Wembley, pero sabía que su grave lesión en la rodilla traería otras consecuencias posteriores. Siempre sucede. Esta temporada sufrió en septiembre un desgarro en un abductor, que le tuvo tres semanas de baja. En octubre volvió a lesionarse en el aductor y estuvo 42 días sin jugar. Lunin ocupó perfectamente el puesto. Llopis seguía jugando muy bien con blancas y negras porque era el máximo responsable del ajedrez de la portería madridista. Mientras mimaba la musculatura de Courtois continuaba con la progresión de Lunin.

Courtois se acerca a la excelencia

El belga recuperó la titularidad en diciembre. El Real Madrid se había complicado su clasificación en la Copa de Europa y en algunos partidos vimos que Courtois no salía por alto. Era y es una de sus cualidades. Sus problemas físicos le hicieron más conservador durante algún tiempo. Esa prudencia le costó algún gol al equipo blanco. Hasta que volvió a ser el de antes.

Sabedor de la experiencia que otorga militar en el Real Madrid, Thibaut Courtois dio el do de pecho en la Champions y en la Liga a partir del mes de febrero, que es cuando el club marca el listón para poner los motores a tope y jugárselo todo sin parar durante cuatro meses.

Llopis y Pintus vieron esa evolución definitiva del belga y se lo contaron a Ancelotti. «Ha vuelto a ser el número uno». El resultado de este salto adelante es que Courtois ha vuelto a ser el mejor del mundo. Luis Llopis y Antonio Pintus tiene mucha culpa en esta recuperación total del máximo nivel. Los partidos de Thibaut frente al Manchester City, el Atlético y el Villarreal han sido inolvidables. Determinante en Manchester, en el Metropolitano y en La Cerámica, ahora tiene entre ceja y ceja el duelo ante el Arsenal en cuartos de final de la Copa de Europa.

Thibaut Courtois da órdenes en la final de la Copa Intercontinental

Thibaut Courtois, en un partido de esta temporadaAFP

No ha sido sencillo sacar de nuevo todo lo mejor de Courtois. Su envergadura, dos metros, y sus 92 kilos de peso, significan que debe tener un entrenamiento muy sacrificado. Porque el belga ha conseguido ser el mejor cancerbero de la historia del Real Madrid gracias a una agilidad y a una velocidad que nunca se han visto en un meta de tal peso y envergadura.

La grave lesión del ligamento cruzado hace dos años era un volver a empezar muy duro. Thibaut reanudó el trabajo muy pronto, en cuanto le dejaron, para volver a ser cuanto antes. Se puso a curtir todos sus músculos para no perder nunca esa agilidad y esa rapidez de movimientos que definen una situación física casi irrepetible, única. La del mejor. Y es otra vez el mejor.

Retorno a la selección

Ausente de la selección belga durante año y medio por su enfrentamiento con el entrenador, Tedesco, el mejor cancerbero del mundo ha regresado al equipo nacional de su país con la llegada del francés Rudi García al cargo. Lo que es la vida: Bélgica se mide a la Ucrania de Lunin para evitar el descenso en la Liga de Naciones y Courtois quiere ayudar a ello. Será titular.

El buen rendimiento del meta nacido en la región de Limburgo ha supuesto que el Real Madrid se plantee su renovación a partir del verano. Acaba contrato en 2026 y las dos partes hablarán para extenderlo por una o dos campañas más, hasta 2028. Su preparación física y su dedicación al trabajo para mantener el máximo nivel son condiciones que apoyan esa coherencia de extenderle la continuidad por dos años más.

Eso se hablará una vez finalizada la temporada. Ahora lo único importante es luchar por la Champions, la Liga y la Copa, con el nuevo Mundial de Clubes como guinda del curso a partir de junio. Courtois quiere volver a hacer historia en todas las competiciones. «Ha vuelto a ser el mismo que desquició al Liverpool en París», dicen en Valdebebas. Entonces desedperó a Salah con paradas imposibles. Klopp comprobó que no se podía pelear contra los elementos extraterrestres.

Dos años después, Courtois desquició al Dortmund en Wembley con cuatro acciones milagrosas. Ahora quiere repetir lo mismo en la final de Múnich. Pero antes deberá hacerlo en Londres frente al Arsenal. Y luego en las semifinales. Lo fundamental para el Real Madrid es que en la plantilla «hay portero para rato». Luis Llopis es uno de los culpables.

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