Paso a Backenjausen, el Kaiser que viene. Al Madrid, sospecho
España pues aspira a revalidar su corona de la Liga de las Naciones. La semifinal será contra la Francia de Mbappé que se deshizo de la Croacia de Modric también en los penaltis
Confirmado: la eliminatoria dejó sobre todo el estreno y triunfo de un holandés de nacimiento y marbellí de corazón, Dean Huijsen. Defensa es y mejor va a ser. Pasador perfecto a muchos metros, también.
Importantísimo y diferencial el central que, además, pone la pelota donde quiere. Asencio es otro. Y Cubarsí. Él lo hace también como si no le costara.
Sale el tío con la cabeza alta, con 1.97 ya puede, golpea y recuerda a Beckenbauer. Luego es fácil acuñar una nueva palabra: Beckenjausen. Que suena mejor que Beckenuisen o cosa parecida. Una jota imprime carácter. También, y por su procedencia, hace pensar en Koeman que debe seguir pensando cómo perdió este envite.
Dejó pues la cosa la victoria y, sobre todo, el estreno de este chico que jugará en el Madrid a partir de julio. Otro destino sería inexplicable. Se van a juntar los blancos con tres centrales que sumarán poco más de 60 años para la transición defensiva: él, el inédito estos días Asencio y Joan Martínez, otra perla de la cantera. Allá por agosto pasado, la mayor. Ancelotti o el que venga, claro.
Ganamos por penaltis porque no había más remedio. Porque no fuimos mejores que el rival en 210 minutos. Porque bien jugamos muy poco. Porque nos dio para un aprobado raso. Bendito el equipo que sin hacerlo bien gana.
Como fue la cosa que avanzándonos cuatro veces, 0-1 allí y 1-0, 2-1 y 3-2 aquí no hubo manera de ganar. El empate fue catedralicio. España no estuvo fina y Holanda, que lo hizo mucho mejor de lo esperado, tampoco acertó con la espada. No tendrá una ocasión más propicia para ganarnos. Eso debe pensar su seleccionador.
El nuestro estuvo como el equipo. Si en la ida fue decisivo a través de sus cambios, esta vez Luis no dio con la tecla. Cambió tarde, no ayudó el equipo que estaba justito. Incluso en los más seguros.
El partido de Lamine fue el 3-2, un golazo a pase de… Beckenjausen. El resto fue un querer y no poder. Su testigo lo agarró Nico, el mejor de los nuestros. Mestalla se le rindió. Es una de nuestras ventajas: los dos mal a un tiempo, difícil.
Y sí, ganamos porque se jugó en Valencia que merecía esta alegría. Merece mil más, esta es la que tenía más a mano. Una entrega tremenda la del pueblo al equipo. Le llevó de la mano cuando peor lo pasaba, que fue mucho rato. Mención a Unai: había que parar uno, con eso bastaba: lo paró.
España pues aspira a revalidar su corona de la Liga de las Naciones. La semifinal será contra la Francia de Mbappé que se deshizo de la Croacia de Modric también en los penaltis. La otra, Alemania-Portugal. El abuelo Cristiano sigue viviendo entre los mejores. Juegue en Arabia o en la Luna.