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17 de septiembre de 2024

Análisis económicoJosé Ramón Riera

Una caja de antiácidos para Montero

Sé que estamos en agosto, y ofrecer análisis de Contabilidad Nacional para que los lean tirados en una tumbona con una cervecita en la mano, no es lo más adecuado para que me lean

Actualizada 04:30

Ya sé que estamos en agosto, y ofrecer análisis de Contabilidad Nacional para que los lean tirados en una tumbona con una cervecita en la mano, no es lo más adecuado para que me lean. Por eso aludo a la caja de antiácidos para la ministra de Hacienda, que debe estar teniendo unas vacaciones agotadoras a nivel mental.

Pero es que con los datos de Contabilidad Nacional son como las novelas de misterio y yo estoy intentando averiguar los intrínguilis del asesinato de este organismo que mantiene la Intervención General del Estado, que ya demostró meses después de su salida que José Luis Rodríguez Zapatero había presentado a Bruselas un déficit real trucado en 3,5 puntos.

Pero como Mariano Rajoy no tomó ninguna medida contra los responsables –por aquello de no hacer sangre–, todos los culpables de clavar el puñal en la Contabilidad Nacional se siguen paseando tranquilamente como si nada cumpliendo los deseos de otra socialista y generando auténticos dislatesen lo que debería ser lo más sagrado de un país: que los datos reflejen la realidad.

En España, esto no ha sucedido en mucho tiempo. Pero es que ahora las cosas se desmadran según hay que enviar informes a Bruselas o según hay que publicar los datos trimestrales.

Por ejemplo, en la Contabilidad Nacional consolidada, entre la Administración Central, los Organismo Autónomos, la Seguridad Social y las Comunidades Autónomas, tuvimos un enero muy malo con un déficit de 6.701 millones que se duplicó en el mes de febrero hasta los 12.765 millones y que parecía que nos llevaría a más de 72.000 millones en el año. Pero llegó marzo y la IGAE dejó de contabilizar gasto.

Lo cierto es que en enero y febrero se vieron agobiados por todo lo que no se había contabilizado durante los últimos meses del año y por eso no tuvieron otro remedio que contabilizar para poder pagar.

Como en marzo había que mandar datos a Bruselas, vuelta con la burra al trigo: se dejan de nuevo de contabilizar gastos y el déficit en el primer trimestre se queda en 4.769 millones, la cifra enviada.

En abril, el déficit sube hasta los 5.940 millones y, en mayo, otro atracón de 12.361 millones para llevarlo a 18.291 millones. Pero, tranquilos, ha pasado junio, con la IGAE de vacaciones hasta el 11 de septiembre a esperar los datos oficiales consolidados, que serán los que haya decidió la jefa que son buenos para Bruselas. Para que vean que el asesino de la Contabilidad nacional ha sido detectado, le pongo este cuadro que lo explica todo.

Los ingresos en mayo han sumado 39.307 millones de euros, donde solo se ha pinchado en la media de recaudación de impuestos, pero donde lo sustancial se ha producido en que se han contabilizado 51.658 millones de euros que es la cifra más alta con diferencia contabilizada en lo que va de año.

Para que se hagan una idea, en enero que –que fue mes de afloramiento de facturas– se contabilizaron 45.898 millones, casi 6.000 millones menos. Este ha sido el detonante de que entre un mes malo en recaudación y un mes bueno en trabajar contabilizando, resulte que nos marcamos el tango perfecto y hacemos que el déficit en un solo mes pase de 5.940 millones a 18.291 millones, que ha obligado a que el secretario de la ministra haya pedido kilos de antiácidos.

Esto no ocurre en ninguna empresa del Ibex, que son grandes organizaciones que presentan resultados en Bolsa y que consolidan resultados con muchos países en monedas diferentes, a tipos de cambio diferentes y con contabilidades nacionales diferentes. Además, sus datos del primer semestre se presentan en julio y nadie aceptaría que los revelasen en septiembre sin ningún tipo de explicación por parte del consejero delegado cuando se produjeran este tipo de altibajos.

En Hacienda pasan de dar cualquier tipo de explicación, al igual que la IGAE, cuya dirección sería fulminantemente cesada si lo hiciese. ¿Cuál será su miedo? Supongo que si han llegado hasta aquí ya sabrán quien es el asesino.

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