Mocejón trata de recomponerse y pasar página tras la tragedia: «Lo siento por las dos familias»
La decisión del juez sobre el asesino confeso de Mateo, que este jueves pasa a disposición judicial, podría poner punto final a una herida que ha dejado un dolor para siempre
Prácticamente la totalidad de Mocejón (Toledo) se reunió este miércoles a las puertas del pequeño cementerio del pueblo. Era su forma de arropar a dos padres y dos hermanas destrozadas por la tragedia de un hijo que les fue arrebatado con tan solo 11 años.
Pero también era una forma de tratar de cerrar un drama que ha tenido en vilo durante tres días a toda una comarca, la de La Sagra. De ahí que tras el entierro del pequeño apenas nadie quisiera hablar a los medios de comunicación.
Todo empezó como las peores pesadillas, al despertar del pasado domingo cuando un niño corrió por el pueblo gritando que habían matado a su amigo. Había sido Mateo. Y su única culpa fue haberse cruzado en la carrera de un joven de 20 años con una discapacidad psíquica según su propio padre.
Desde entonces, 30 horas de drama para consolar a unos padres destrozados y una búsqueda desesperada hasta que el lunes por la tarde fue detenido el autor de la tragedia. Hasta entonces, todos sabían que tenían a un asesino en sus calles. Porque todo apuntaba a que era alguien del pueblo, alguien que conocía que por ese agujero en la valla del polideportivo se podía entrar en el recinto.
Después, fueron otras 30 horas hasta dar con el arma homicida. Todavía está por confirmar, pero el cuchillo que un barrendero encontró la mañana de este miércoles frente a la casa donde fue detenido el asesino confeso tiene muchas posibilidades de ser el que mató al pequeño Mateo. Entretanto, todo eran corrillos y conversaciones por lo bajo. «Yo le conocía», «me crucé con él tal o cual día», «esto se veía venir», «una vez discutí con él»...
No dejaba de ser también una forma de desfogarse, de quitarse la rabia compartiendo con los vecinos lo que pasaba por la cabeza de cada uno. Otros se desahogaron rallando el coche del padre del detenido, que poco tenía que ver con los actos de su hijo.
Y, finalmente, una mañana, la de este miércoles, en la que todos los vecinos del pueblo se unieron en uno alrededor de la familia del pequeño tanto en el funeral, en la parroquia de San Esteban Protomartir, como posteriormente, en el cementerio.
Ahora, una vez que el pequeño Mateo ya descansa en paz, los vecinos solo quieren que todo acabe cuanto antes, que la pequeña localidad de apenas 5.000 habitantes deje de estar en el foco de los medios de comunicación y que ya todo circule alrededor de las labores diarias de cada uno y de seguir arropando, ya sin ojos ajenos, a una familia destrozada. O, mejor dicho, a dos familias destrozadas: «Yo lo siento mucho por los dos, por las dos familias. Fíjate qué tragedia también para los padres de él», aseguraba una vecina del pueblo tras el funeral de este miércoles.
Quizá sea este jueves cuando la localidad de Mocejón pueda pasar la página de la tragedia, que no olvidarla, después de que el detenido pase a disposición judicial y el juez decida sobre su futuro más inmediato.
Y todo apunta a que los laboratorios de la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo aclararán finalmente si los restos biológicos del cuchillo localizado este miércoles corresponden finalmente al pequeño asesinado.