Cataluña
El 98,7 % de la violencia política en Cataluña la ejercen personas o grupos independentistas
Baja la violencia política en esta comunidad autónoma, pero se dispara la hispanofobia, según un estudio del Observatorio Cívico de la Violencia Política en Cataluña (OCVPC)
El año pasado se registraron en Cataluña 155 incidentes de carácter político, eso es algo menos de la mitad que los que se registraron en 2021, que fueron 351 o del 2020, año en el que se registraron 380 incidentes. Son cifras que se extraen del quinto estudio del Observatorio Cívico de la Violencia Política en Cataluña que eso sí, destaca que esta reducción no es voluntaria por parte del independentismo, sino que responde «con las estrategias y momentos políticos del nacionalismo gobernante».
Es decir, el papel que juega el independentismo como sostén del Gobierno y las contrapartidas que pueda conseguir, «tiene un efecto balsámico en los actos de violencia política en Cataluña». Y es lo que está ocurriendo ahora con el gobierno de Pedro Sánchez.
Y un hilo conductor de la violencia política es la hispanofobia, el odio a todo lo que representa a España. De hecho, los incidentes con un contenido hispanófobo pasan de representar alrededor del 30 % en los años anteriores (32,1 % en 2020 y 31,05 % en 2021) a estar presente en 80 incidentes de un total de 155, es decir, algo más de la mitad del total de incidentes recogidos en 2022. Una idea que se refuerza con el tipo de víctimas de estos actos de violencia.
Perfil de las víctimas
En tres de cada 4 casos, las víctimas han sido identificadas como contrarias a la secesión o los mensajes de odio e hispanofobia en redes se han dirigido a ellas. Sólo en 9 de los 155 casos estas víctimas se han identificado como independentistas. Y hay otra treintena de casos en los que no se ha podido determinar una adscripción ideológica de las víctimas, pero a menudo se trata particulares, profesionales, instituciones o administraciones víctimas de actos, campañas de acoso y boicots por parte del independentismo.
Los partidos y entidades constitucionalistas son los que también han recibido más ataques a sus sedes y representaciones. Se han contabilizado 23 agresiones a partidos políticos, y Vox encabeza este ránking. Ha recibido siete ataques (un 30 % del total), seguido por PP, con tres incidentes; Ciutadans y PSC con dos ataques. En la órbita independentista, hay un triple empate entre ERC, JxCat y las CUP, con 3 ataques cada uno. Según el estudio, es una «prueba más de las tensiones internas existentes en el seno del independentismo», teniendo en cuenta que en todos estos casos, estos ataques han venido «del propio ámbito ideológico secesionista».
Hay que hablar de ataques a partidos constitucionalistas, pero también a entidades constitucionalistas. Se multiplica el número de asociaciones atacadas. S'ha Acabat concentra la mayoría de estos actos de violencia. Ha recibido hasta siete ataques (una tercera parte de todos los casos); le siguen Escuela de Todos, la Asamblea por una Escuela Bilingüe e Impulso ciudadano, cond os incidentes. Pero otras entidades, como Sociedad Civil Catalana, ACVOT, FEPOL, Politeia o Estudiants pel Canvi también han sido objetivo de una agresión,.
Los autores, independentistas
¿Y quienes son los autores de esta violencia? En el estudio se refleja que en 153 de los 155 casos de violencia, el autor o autores son personas relacionadas con grupos independentistas, lo que representa el 98,71 % del total. Por todo ello, los autores dejan claro que «se puede afirmar de manera rotunda que la violencia política en Cataluña en 2022 fue exclusivamente independentista», y por lo tanto, se desmiente el discurso del nacionalismo en relación a «la existencia de una supuesta amenaza españolista y la victimización de los defensores de la independencia».
Y otra cuestión que destaca el estudio es la violencia que independentistas ejercen sobre los propios independentistas. De los 9 incidentes en los que la víctima ha sido identificada como secesionista, en 8 casos (5,16 % del total) el agresor ha sido también independentista y sólo en 1 caso (0,65 %) el agresor se ha identificado como anti-independentista. Y esto es algo que también se refleja en la autoría de ataques a sedes de Junts, ERC o la CUP, y que hemos comentado anteriormente.
Por otro lado, ha habido un repunte de incidentes contra autoridades profesionales e institucionales. Sí bajan los actos contra el Rey y la Corona (se han registrado cuatro), y también se destaca que «la práctica desaparición de los altercados callejeros y desórdenes públicos violentos de los años anteriores hace que los cuerpos de seguridad dejen de ser el colectivo más afectado por los incidentes violentos». Y es que si en 2021 los ataques a Mossos, Policía Nacional, policías locales y Fuerzas Armadas supusieron el 26 % de este tipo de actos, el año pasado se redujeron en casi 18 puntos. En cambio, sí han subido los incidentes violentos contra cargos electos, sobre todo parlamentarios autonómicos y concejales.
El papel de la Generalitat
Para los autores del informe, que ha sido coordinado por el profesor Carlos Silva, se «demuestra con datos objetivos incontestables la existencia de un elemento nuclear, persistente y significativo de violencia política y odio ideológico en el centro de la vida política de esta comunidad autónoma. Este fenómeno es un hecho diferencial de la política catalana que da a ésta una naturaleza propia, trivializado o alentado con su silencio cómplice por el poder nacionalista en el Gobierno de la Generalitat y sus intereses políticos».
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También denuncian que «se continúa hostigando a partidos políticos, entidades cívicas y particulares que plantan cara o cuestionan este poder. Continúa el crecimiento del discurso de odio ideológico y la hispanofobia de la mano de la connivencia del poder político y alentado desde las redes sociales y algunos medios de comunicación». De hecho, los incidentes registrados en redes sociales aumentan casi 10 puntos y pasan de representar el 25,3 % en 2021 al 34,8 % del total en 2022. Se asienta, y toma cada vez mayor relevancia, apuntan, “un modelo de violencia y discurso de odio en redes a través de campañas de acoso y señalamiento y de afirmaciones hispanófobas desde el ámbito nacionalista-independentista».