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El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont durante el acto del Consell de la República en Perpiñán (Francia) a 29 de febrero de 2020.

David Zorraquino / Europa Press
INDEPENDENCIA;FRANCIA;ESPAÑA
29/2/2020

El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont durante un acto de febrero de 2020Europa Press

Cataluña

El Consell de la República, el chiringuito de Puigdemont que se ha convertido en un quebradero de cabeza

En febrero la entidad celebrará elecciones

El Consell de la República ha anunciado elecciones internas en un proceso que se llevará a cabo entre el 8 y el 12 de febrero. Así lo ha dicho su portavoz, Teresa Vallverdú, que pedía «colaboración y participación» para intentar hacer un Consell «más fuerte, pero sobre todo un Consell que pueda servir a nuestro país». Y ahí está uno de los problemas que sufre ese órgano que impulsó en 2018 el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. El problema es que ni los independentistas creen que el Consell sirva a los intereses de Cataluña, sino a sus dirigentes, sobre todo tras las acusaciones de mala gestión y que apuntan directamente a la mano derecha de Puigdemont, al exconsejero, también huido, Toni Comín.

Para empezar Puigdemont saltó del barco hace unos meses. Dimitió de su cargo como presidente alegando que era incompatible con la dirección de Junts. Y eso que fue él quien fundó ese chiringuito que nació con ínfulas de ser un gobierno paralelo al de la Generalitat para seguir dirigiendo el proceso independentista desde Bélgica. Eran otros tiempos, porque lo cierto, es que este organismo se ha ido apagando y las bajas y la caída de ingresos son constantes.

Solo quedan seis trabajadores en el Consell que, además, verán como su salario queda reducido a la mitad. Las cuentas revelan que los gastos de personal en 2023 fueron de 465.000 euros, los gastos generales de 554.000 euros y los ingresos, todos ellos proceden de donaciones, de 1,15 millones de euros. Con relación al año anterior los donativos ya habían experimentado una caída de 300.000 euros.

La gota que ha colmado el vaso ha sido las acusaciones a Toni Comín de mala gestión. Una auditoría encargada por el propio Consell ha dejado al descubierto que éste gastó 15.530 euros en gastos «no justificados». El informe pericial concluyó que hay dos partidas que «no se pueden procesar de acuerdo con la normativa belga», una de ellas referente a los gastos de Comín.

El también vicepresidente del Consell cargó a las arcas de la entidad una multa de tráfico de 363 euros; el alquiler de un vehículo durante 15 días por 1.997,35 euros; el de un apartamento durante 15 días por 2.562; el pago de impuestos de un apartamento en Lovaina (Bélgica) por 4.608 euros, y 6.000 euros retirados en efectivo. Una suma de gastos que llevan a pensar a los auditores en un uso personal del dinero.

Pero no ha sido el único problema en la historia de la entidad. Ya generó mucha polémica que Carles Puigdemont y Toni Comín suprimieran el órgano legislativo del Consell. Se interpretó como un movimiento para acabar con las críticas y como un intento del expresidente de la Generalitat de tener su control absoluto. Un control que ahora parece no interesar a Puigdemont, que tiene otros objetivos. Para empezar, aglutinar a todo el independentismo en torno a su figura y a la de Junts, por lo que el futuro del Consell, parece ya no importarle.

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