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Campos de cultivoEuropa Press

Los regantes ven con optimismo una lluvia que pone fin a siete años de restricciones

Una avería en la estación de bombeo impide que La Breña II capte aguas del Guadalquivir

Los datos que dejan las últimas lluvias dibujan un futuro esperanzador para el campo andaluz. Las últimas cifras oficiales reflejan que los embalses de la comunidad autónoma están ya a un 55,77 por ciento de su capacidad y que aún les queda más agua por embalsar, ya que se prevén al menos dos semanas más de lluvia.

En el caso de la cuenca del Guadalquivir, actualmente se encuentra al 56,38 por ciento de su capacidad, con 4.527 hectómetros cúbicos almacenados. El crecimiento ha sido de un 10,16 por ciento en la última semana, lo que refleja la importancia de estas precipitaciones.

Frente a estos datos hay otros que no son tan alentadores. Es el caso del embalse La Breña II, dedicado al regadío. Su capacidad total es de 823 hectómetros cúbicos y en la actualidad está al 26,97 por ciento, con solo 222 hectómetros cúbicos almacenados en su seno. La finalidad principal de esta presa es la de abastecer de agua los regadíos de la vega del Guadalquivir y a los agricultores preocupa que, al igual que le ocurre al de Iznájar o al Tranco, se encuentren aún con tan escaso almacenamiento.

Desde la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) se reconoce que «la situación ha cambiado significativamente en los últimos 15 días», como señala su secretario general, Pedro Parias, quien añade que «esto hace que suban los embalses de forma muy significativa, por encima de la media de los últimos diez años».

La normalidad hidrológica

Este experto señala que «hace años que no teníamos estos niveles embalsados», lo que hace a los regantes otear en el horizonte el fin de las restricciones que vienen sufriendo desde hace siete años. «Creemos que nos acercamos a los 3.000 hectómetros cúbicos, muy próximos a la normalidad hidrológica», añade para apuntar que en este estado se pueden recuperar los regadíos.

Parias informa de que este dato se conocerá a final de abril, cuando se vuelva a reunir de nuevo la comisión de desembalses y se vean los datos en ese momento de los almacenamientos hídricos en la cuenca del Guadalquivir.

La estación de bombeo de La Breña II

Por otra parte, el secretario general de Feragua critica que no esté operativo el sistema de bombeo de agua del Guadalquivir a La Breña II, que podría ser muy útil en estas fechas en las que el río se encuentra muy crecido. Desde este organización han trasladado a la CHG su protesta para no abonar el canon de 50 euros por hectárea que les cobran «para soportar los costes de un bombeo del que no nos beneficiamos».

Esta estación de bombeo entró en funcionamiento en 2022, 13 años después de la finalización de la presa, con la finalidad de enviar 160 hectómetros cúbicos anuales desde el río hasta La Breña II.

Pero estas lluvias no han tenido efecto exclusivamente positivos. Pedro Parias califica de «efectos colaterales» las inundaciones en numerosos cultivos en la Vega del Gualdalquivir, en las provincias de Córdoba y Sevilla. Este almacenamiento de agua sobre el terreno puede ser muy perjudicial si se demora mucho en el tiempo, ya que daña en primer lugar las plantaciones y después a los árboles.

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