Él autobús se despeñó
No ocurre todos los días, pero por desgracia ocurre muchas veces. Un autobús cargado de pasajeros se despeña, con el triste resultado de provocar la muerte de la mayor parte de sus pasajeros. Milagrosamente, el conductor, que no vio o se saltó las señales de tráfico que requerían de su atención, salvó la vida y pena ahora con la responsabilidad, por culpa o negligencia, del dramático accidente.
En casos como el que antecede, no es conocido hasta ahora ningún supuesto en que el conductor del siniestro arremeta contra los observadores del mismo y, menos aún, contra los familiares de las víctimas. La conciencia ciudadana y los principios mínimos de una convivencia civilizada no lo aceptarían. Pues en la política actual suceden situaciones similares y resulta que los negligentes que ocasionan algún daño quieren pedirles cuentas a quienes lo padecieron o a quienes se lo recriminan.
Resulta que el líder del PSOE andaluz dice que va a querellarse con políticos de otro signo porque siguen culpándolo del fraude de los ERE. O sea que, basándose en que el Tribunal Constitucional ha liberado parcialmente de la responsabilidad penal a algunos dirigentes socialistas, pero no ha borrado su condición de delincuentes relacionados con el escándalo de los ERE, hay que pedir perdón a un partido que tenia la responsabilidad de un buen gobierno, defraudada durante los cerca de diez años en que se produjo el fraude reconocido por los propios dirigentes, aunque ellos aleguen ignorancia del mismo ¡durante una década!.
Como en el caso del autobús siniestrado, el conductor puede que no fuera reo de asesinato, pero el común de los mortales lo considera culpable de una negligencia con resultado de muerte. Pues aplíquense el cuento los que quieren volver la oración por pasiva con el escándalo de los ERE andaluces. La nave andaluza la conducía un grupo que actuó de forma culposamente negligente. Y déjense de comedias, que no estamos para numeritos de dignidad ofendida.