La aceraAntonio Cañadillas Muñoz

No mates por una fiesta

¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana, cuando se permite matar a la más débil e inocente?

Actualizada 07:34

Otro día más salgo a la calle. Hoy voy cómodo porque el recorrido de los puentes del Guadalquivir de la semana pasada me gustó. A la vez que andas y haces ejercicio contemplas el encanto de una ciudad que encierra sus culturas diferentes a través de su historia que hizo posible que Córdoba fuera diferente. El puente del Arenal, la Torre de la Calahorra, el Puente Romano, la Mezquita Catedral, los Sotos de la Albolafia, el molino de la Alegría que alberga al Museo de Paleobotánica del Real Jardín Botánico de Córdoba, Molinos de Albolafia, Alegría, Carbonell, Casillas, Enmedio, Lope García, Martos, Pápalo, San Antonio, San Lorenzo y San Rafael, el crujir de las aguas del río, lentas, pero vivas… Un paseo inolvidable con el regreso por el paseo de la Ribera.

Antes de llegar a casa, me paré a tomar un café. Esta vez en el bar Marcos y Miguel me sirvió un café cortado bien hecho, como a mí me gusta, y su vaso de agua fresquita, propia para el tiempo.

En la mesa de al lado, una madre y una hija discutían. Algo debía haber pasado porque la tensión era máxima. Manos a la cabeza, lágrimas, gesticulaciones, encogida de hombros y una pregunta que se repetía… ¿Qué hago, mamá?… ¿Qué pasará si papá se entera?… ¡¡¡No puede ser, hemos puesto los medios!!!… «…a lo mejor estaba roto», decía la joven que apenas tenía 17 años.

La madre le preguntaba, ¿Y tú esto lo haces mucho?… ¿Y sabes quién es el padre?... « Hija, estoy hecha un lío. Esta juventud no tiene remedio. No sé qué decirte pero papá tiene que saberlo. Lo malo es que ahora que tu padre estaba a punto de jubilarse anticipadamente, va a tener que quedarse en la empresa para poder ayudar a crecer al niño».

Las lágrimas fluyen con intensidad en el rostro de la joven, que contestaba a su madre: «Pero yo no puedo tener un hijo, …ahora que comienzo la universidad, …ahora que tenía una oferta de trabajo para los fines de semana, …ahora que…¡ Mamá, yo quiero abortar!… No puedo, tener un hijo, no puedo tener un hijo, no puedo tener un hijo. Las compañeras y amigas se reirán de mí».

En ese momento me vino a la mente algo que viví hace algunos años. Dos jóvenes, que con apenas 16 años, en un corto periodo de tiempo de diferencia, se les presentó esta misma situación. Una con una inicial pareja, la otra nada se sabía,.. Era una situación complicada para ellas y para la familia que procedían de unas vivencias muy religiosas. Al final abortaron, aunque esta situación provocó alguna diferencia dentro de la propia casa.

Pero volvamos a la charla que mantenían madre e hija. La joven le decía que se había estado informando de los riesgos que un aborto conlleva; que según una información que había obtenido de RedMadre… «Someterte a un aborto inducido podría afectar a tu relación de pareja. Hay estudios que indican una incidencia de ruptura de parejas entre el 60% y el 70% tras un aborto provocado. Las razones son los conflictos surgidos al tomar la decisión sobre el aborto, porque la mujer se ha sentido presionada a abortar por la pareja, alguno de los dos sufre en mayor medida la pérdida del hijo y no encuentra en el otro el apoyo emocional que necesita, uno de los dos deseaba tener el hijo, o porque aparecen problemas derivados de las secuelas que podría sufrir la mujer tras el aborto: disfunciones sexuales, dificultades para superar el trauma del aborto, etc.»… Pero este no era su caso, repetía una y otra vez.

Y seguía: «También puede ocurrir el efecto contrario, y una vez superadas las dificultades surgidas ante un embarazo imprevisto, la pareja puede experimentar que su relación se fortalece». Lo que sí le dejó muy claro a su progenitora es que el padre de la criatura no era su pareja, ya que no tenía y que podía ser consecuencia de alguna relación que haya tenido en la última fiestas a la que ha asistido.

La madre no dudó en consultar a través del teléfono la opinión de la Conferencia Episcopal sobre el aborto, ya que sus raíces católicas le inducían a negarse a que su hija abortase, a pesar de la situación que en la familia pudiera provocar la incorporación de un nuevo miembro. Así, le decía: «¿Cómo es posible hablar todavía de dignidad de toda persona humana, cuando se permite matar a la más débil e inocente? ¿En nombre de qué justicia se realiza la más injusta de las discriminaciones entre las personas, declarando a algunas dignas de ser defendidas, mientras a otras se niega esta dignidad?»

Hay que hacer nuestras las palabras que el Papa Francisco ha pronunciado sobre el tema: «Este es el camino nefasto de las colonizaciones ideológicas que anteponen a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad, por ejemplo, presentado como conquista un insensato derecho al aborto».

Una vez más constatamos que “el derecho a decidir y el deseo-sentimiento adquieren categoría jurídica al servicio de la construcción de un nuevo modelo social, para lo que es preciso «deconstruir» lo esencial del sistema vigente.

Al final, mientras la joven seguía llorando y traumatizada por la conversación que tenía con su madre y por el tema motivo de conversación, la madre respondió: «Hija. Te voy a dar un consejo. Yo no mataba por culpa de una noche de fiesta. Acarrea con las consecuencias. Al que ahora le quieres quitar la vida, mañana puede ser tu ilusión para seguir viviendo, puede ser tu propio oxígeno, tu propia vida, tu compañía»… Y siguió comentando: «Tú no te preocupes, no tengas miedo, no sientas vergüenza, no temas nada. Ten fuerzas y confía en ti y en Dios. El te ayudará y nosotros, tu padre y yo, también. Es más, el ser que nacerá no te impedirá ni estudiar ni trabajar. Además, tus padres te ayudaremos a criarlo hasta que puedas por ti misma. Siempre estaremos con vosotros»

Es importante promover una cultura de vida que valore y proteja la vida del no nacido, brindando apoyo y recursos a las mujeres embarazadas en situaciones de vulnerabilidad, fomentando la adopción como una alternativa positiva al aborto y educando a la sociedad sobre la importancia de respetar la vida en todas sus formas.

Según se desprende del Registro Estatal de Interrupciones Voluntarias del Embarazo publicado por el Ministerio de Sanidad, coincidiendo con el Día Mundial del Aborto Seguro, la tasa IVE en 2022 fue de 11,68 por cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años, o sea, más de 98.000, siendo la franja de edad con mayor tasa de abortos por cada 1.000 mujeres, la de entre 20 y 24 años.

Pasado un buen rato, madre e hija se fundieron en un abrazo mientras los ojos de la madre, lagrimosos, miraban al cielo y decían muy bajo… ”Gracias, Dios mío, por estar ahí,…Gracias, Dios mío, por estar ahí”.

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