El toldo de Trueque
Ya no hay una olla hirviendo ni las fotos familiares decoran las paredes de las habitaciones. Sin rastro de vida
Esta próxima semana se va a cerrar un capítulo que ha dañado la reputación de la ciudad durante más de un lustro por tener clausurado el patio de la calle Trueque 4, uno de los más significativos y fotografiados, cuya puerta se han encontrado cerrada multitud de visitantes en los últimos años.
El origen del problema se remonta a cuando Vimcorsa adquirió el inmueble con el que durante décadas triunfó Carmela Montilla en el Concurso de Patios hasta convertirlo en un emblema de lo que luego sería reconocido por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La casita se reformó y se convirtió en lo que ahora se llama centro de interpretación; es decir, se le quitó todo el encanto para convertirlo en lo más parecido al vestíbulo de un hotel minimalista, con una museografía escueta en la que cuesta mucho trabajo hacerse una idea de lo que realmente es -o fue- esta tradición. Ya no hay una olla hirviendo ni las fotos familiares decoran las paredes de las habitaciones. Sin rastro de vida.
Eso sí, los tiestos están impecablemente pintados de un azul que nunca se ha usado en Córdoba y que es más propio de localidades manchegas. Es un color que nació con la ilusión de la Capitalidad Cultural y que con ella debió morir. De haber vivido, Carmela Montilla no lo hubiera permitido. Lo peor de todo es que el éxito de este añil deja al descubierto el profundo desconocimiento de lo que son -y han sido- los patios cordobeses, tradición ahora protegida por la Unesco.
En 2019, recién iniciado el primer mandato de José María Bellido, el entonces teniente de alcalde de Urbanismo y presidente de Vimcorsa, Salvador Fuentes, no se cortó un pelo a la hora de denunciar que mantener el patio de Trueque abierto era «absolutamente ilegal». Las razones eran que Vimcorsa no tenía competencias para la gestión del recinto y que ésta estaba encomendada a una empresa con la que no había relación contractual alguna y se le pagaban 4.000 euros mensuales.
Anunció el edil una solución que llega ahora, a los cinco años de aquello, y que de momento promete ser una nueva etapa para este patio, con una apertura regular para los visitantes y con una promoción que le vendrá muy bien al barrio de San Lorenzo. Esta semana pasa de manos de Vimcorsa a las del Ayuntamiento por casi 480.000 euros y es el momento de esperar tiempos mejores.
El cambio de la museografía actual, tan modernita, tan ‘cool’, tan aséptica, puede ser complicado, pero el Consistorio sí puede hacerle un gran favor al patio simplemente con una radial. Ganaría muchísimo si en una mañana desapareciera ese toldo, con esos anclajes tan visibles y tan estéticamente dañinos, que bajaría bastante la puntuación de cualquier otro patio en el concurso.
El encanto, la magia de Trueque 4 está en sus dimensiones recoletas, su construcción popular de una y dos alturas, y su abertura generosa al luminoso cielo cordobés. Si eliminamos esto último, nos cargamos en patio. Si el toldo está recogido, su ostentosa estructura metálica se carga las vistas; si está echado, parece que estamos en la terraza del Hermanos Bonillo, donde sí resultaría bien. Aún se está a tiempo de rectificar.