El rodadero de los lobosJesús Cabrera

La Albolafia

Era un monumento de primer orden comido por la maleza y cuyo principal atractivo no eran ya sus venerables sillares, sino la colonia de gatos

Actualizada 04:30

En estos días se puede ver el Molino de la Albolafia con un lavado de cara cuya finalidad es preparar el monumento para una segunda actuación que no se puede demorar. Los trabajos que ahora acaban de finalizar se calificaron en su día como «actuación de urgencia» o «intervención de choque» con total precisión, porque era desde hace años urgente adecentar un monumento de primer orden comido por la maleza y cuyo principal atractivo no eran ya sus venerables sillares, sino la colonia de gatos que concentraban la atención de los centenares de turistas que al día pasan por ahí.

Cuando se habla de la Albolafia a los cordobeses les da un vuelco el corazón y piensan en el sello de la ciudad, con su noria en primer plano, las torres, las palmeras y los muros almenados. A continuación idealizan esta estampa desde la otra orilla del río, desde la avenida de Fray Albino. Vano intento.

Desde que los Sotos de la Albolafia -una buena idea mal gestionada- se le fue de las manos a todas las administraciones responsables se va alzando un murallón de vegetación incontrolada, en muchos casos invasiva y ajena a la autóctona, que no sólo cada vez hace más difícil ver una orilla desde la contraria, sino que ha llenado las márgenes de un cieno maloliente que en determinados momentos espanta a propios y extraños.

Ahora, por lo menos, se da un primer paso con esta limpieza de la Albolafia, que se anunció como preparatoria de la segunda fase, que es la gorda. La Gerencia de Urbanismo baraja un presupuesto que ronda el millón de euros con el objetivo de consolidar el edificio y de eliminar las patologías que actualmente, sin vegetación, se pueden estudiar mejor.

No menos importante es el propósito de enmienda anunciado desde el gobierno local de elaborar un plan de mantenimiento para que esto no se vuelva a repetir. Es poner el remedio adecuado para que la Albolafia poco a poco vuelva a ser invadida por la maleza y que cuando nos demos cuenta haya que soltar otro millón de euros para volver al punto de partida.

Cuando termine esta segunda fase lucirá el molino como nuevo, pero a buen seguro que pocos se fijarán en esto y valorarán en su justa medida el esfuerzo económico, técnico y humano realizado. Para ellos, su principal preocupación será que la noria no gira.

Cuando en junio pasado se presentaron estas actuaciones hubo un casi total consenso técnico sobre la imposibilidad de hacer que la gran estructura de madera vuelva a dar vueltas. Aunque es una obra reciente, de apenas tres décadas, el abandono a que ha sido sometida le ha generado un deterioro casi irreversible. Además, hay otro problema peor aún y es que, como ya se ha dicho, la Albolafia ha sido invadida en su entorno por una vegetación que en buena parte está protegida por la figura administrativa del Monumento Natural. Estas plantas y árboles, además, han elevado la cota del lecho del Guadalquivir, razón por la que nos podemos ir olvidando de que la noria vuelva a girar.

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