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#betunparaelreybaltasar

Actualizada 04:30

El betún es una sustancia bituminosa, natural o artificial, que se utiliza sobre todo para impermeabilizar, sellar y proteger superficies. En España tiene un uso más: maquillar en cualquier circunstancia al señor que vaya a interpretar el papel de Baltasar allá donde se le requiera. Si se trazase una historia gráfica del fenómeno desde el daguerrotipo hasta el Tik-Tok, el país se resumiría en millones de escenas donde se ve a dos reyes bien pertrechados con sus barbas y otro negro con la carita como descompuesta, entre bombón helado y conguito con los labios demasiado finos. «Sólo dos clases de personas encontraron al Niño: los pastores y los magos; los sencillos y los doctos; aquellos que sabían que no sabían nada y aquellos que sabían que no lo sabían todo», indica Fulton J. Sheen en ‘Vida de Cristo’. Mucho menos podían suponer sus majestades que aquel que ofreciese oro al recién nacido iba en el futuro a protagonizar controversias por si el tono de su piel en una representación oscilaba entre el Nocilla y el Nutella.

La cabalgata de este año en Córdoba contará con un Baltasar negro, afrodescendiente lo llaman los medios, fruto de la decisión de la Federación de Peñas de pasar su elección al Ayuntamiento. Las peñas escogerán a partir de ahora a Gaspar, un sorteo en el consistorio escoge al Melchor, y todo parece indicar que el Ayuntamiento escogerá a dedo al afrodescendiente (anteriormente conocido como negro). Hace tiempo se introdujo el feminismo en la cabalgata. Ya hubo una reina maga en los años 70, y en 1986 se produjo la polémica con las tres reinas magas sin barba, dos concejalas del PCE que se autoadjudicaron el puesto junto a una amiga de la cuerda de una asociación de las Margaritas. Como vemos hay dos tendencias. Para Melchor y Gaspar todo vale, pero en el caso de Baltasar hay que mantener la pureza. A esto lo llaman ‘blackface’, que quiere decir que un Baltasar con betún en Cascajales del Páramo puede producir una gran indignación racista en East Longmeadow, Massachusetts. De esta forma se adaptan con obediencia ciega y se introducen con calzador una serie de políticas raciales anglosajonas, con el debido disfraz, este sí verdaderamente oscuro, de respeto a las minorías y la multiculturalidad.

Ha sido verdaderamente gracioso asistir en las redes a la recepción de la nueva medida del Baltasar afrodescendiente (anteriormente conocido como negro), puesto que se trata de un sacerdote católico: el capellán del Reina Sofía, el padre Kingsley Ngozichukwu Eke. Si hay una kriptonita para los izquierdistas es la del catolicismo, que ha sido sorteado en los comentarios de las redes sociales. Ante cada celebración por el color de su piel se hacía un descacharrante silencio por tratarse de un sacerdote, cuestión que en otras circunstancias hubiera desatado iras descontroladas. El izquierdista común ha tenido que escoger entre sus odios. Pobrecico. Queda en el aire una suposición imposible: ¿qué pasaría si a partir de ahora el Baltasar fuera siempre afrodescenciente (anteriormente conocido como negro) pero sacerdote católico o un inmigrante fervientemente católico? Ponga aquí un emoticono sonriente.

De hecho, entre las entidades que solicitaron la afrodescendencia (anteriormente conocida como negritud) de Baltasar están la Delegación Diocesana de Migraciones, la Juventud Obrera Cristiana, o Acción Católica Obrera, lo que ofrece una idea sobre la extensión de ideologías destructivas dentro de la propia Iglesia, que promueve realmente una medida en contra de sus propios intereses al no combatir decididamente el wokismo de tales organizaciones. Igualmente, el Ayuntamiento se presta con la misma alegría a seguir destruyendo esta tradición de la cabalgata, en lugar de librarla de semejantes arietes que sólo buscan devastarla, para colmo mediante un veneno político foráneo y globalista que se encargan de esparcir sin reflexión. ¿O quizá con reflexión?

Ante lo que esta por venir, una reina maga Baltasara transexual afrodescendiente de Fernán Núñez que se autopercibe como enano de jardín y experta en santería aplaudida por nuestros poderes públicos, hay que clamar, como sello de calidad y forma de cordura, por el betún. Incluso destacándolo en las cabalgatas: aquí hay un Baltasar con betún en la cara. Y llevar a hijos y nietos solamente a esas por respeto a nosotros mismos y a la libertad. En el betún está el espíritu de la verdadera Navidad: #betunparaelreybaltasar

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