Imagen del estanque del parque de El Retiro

Imagen del estanque del parque de El RetiroAyuntamiento de Madrid

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La historia de El Retiro, el parque más famoso e importante de Madrid

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2021, el parque madrileño es un destino de interés en Madrid desde hace más de cuatro siglos

El Parque del Buen Retiro, como se denominó originalmente, es uno de los parajes más concurridos de todo Madrid. A diario, miles de personas pasean por él, ajenas a su historia y a su pasado.

El origen del Retiro se remonta a tiempos de los Austrias. Debe su nombre al Cuarto Real, aposentos anexos a la iglesia de San Jerónimo, donde los reyes acudían a descansar tras las ceremonias: actos oficiales, oficios religiosos… En 1631, Gaspar de Guzmán, conde duque de Olivares, decidió construir una segunda residencia para Felipe IV a las afueras de la ciudad, sería lo que hoy conocemos como el Parque del Buen Retiro.

Ubicado en las inmediaciones del monasterio de Los Jerónimos, el complejo palaciego contaba con más de veinte edificaciones, plazas y estanques para los festejos de la corte. El Coliseo del Buen Retiro, que hoy no se conserva, acogió las representaciones de los grandes escritores del Siglo de Oro español.

Desplazada la dinastía de los Austrias, se produjo el ascenso de los Borbones. A partir de entonces, el Palacio del Retiro se convertiría en el favorito de la familia real, que veía en sus jardines un reflejo de Versalles. Carlos III, el gran protagonista de la historia del parque, residió en los extensos jardines hasta 1788, año en el que finalizaron las obras del Palacio de Oriente. En esta etapa, el Retiro pasó de ser un centro recreativo a ser destino, entre otras, de actividades artísticas, científicas y culturales.

La construcción de la Real Fábrica de Porcelana, el Real Observatorio y el Gabinete de Ciencias Naturales (actual Museo del Prado) dieron al entorno un gran impulso. La gran novedad llegó con los Borbones: el parque pasó de estar cerrado al público a abrir sus puertas en 1767 para todos aquellos que quisieran visitarlo. Pero había condiciones, un imprescindible era la vestimenta: las mujeres debían ir con pamela y, los hombres, con capa.

Al comienzo de la Guerra de Independencia, la finca fue tomada por las tropas francesas como cuartel general. Tras la contienda, los soldados arrasaron con buena parte de los edificios y los que quedaron en pie hubo que demolerlos. Fernando VII prometió la restauración total del parque. A pesar de la falta de fondos económicos de la Corona, el soberano cumplió con su palabra, lo acondicionó y volvió a abrirlo al público. Entre las novedades, los madrileños descubrieron la Casa de Fieras, zoológico de la ciudad hasta 1972; la Casita del Pescador y El Reservado, para uso y disfrute de la Corona. A la muerte del monarca, Isabel II siguió con las labores de reconstrucción, tanto en la parte pública como en la privada. En la recta final de su reinado, se ordenó la demolición de la Plaza Grande. A día de hoy, únicamente se conserva una parte del Salón de Reinos y el Casón del Palacio del Retiro.

Después de la Revolución Gloriosa de 1868, que condujo a Isabel II al exilio, el Retiro se convirtió en propiedad municipal y fue reconocido parque público en su totalidad. A finales del S. XIX, para seguir con los planes de Carlos III, se construyeron nuevos espacios, como el Palacio de Velázquez y el Palacio de Cristal, que permanecen abiertos hasta nuestros días.

En la década de 1920, se continuó con las labores de reacondicionamiento y se edificó a los pies del Estanque Grande, el monumento conmemorativo a Alfonso XII, una de las partes más icónicas del Retiro, obra del arquitecto José Grases Riera. En la actualidad, es una de las zonas más turísticas de Madrid, cuyo entorno se somete cada año a mejoras y rehabilitaciones. La última inauguración que tuvo lugar en el parque fue el Bosque del Recuerdo, en homenaje a las 193 víctimas mortales de los atentados del 11 de marzo.

Esta es la historia del Parque del Buen Retiro. Testigo de innumerables acontecimientos, hoy es un punto de encuentro para madrileños, turistas de todas las nacionalidades y puntos del planeta. El Retiro, en definitiva, es una seña de identidad de Madrid y de España.

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