Los padres que tienen hijas viven más, según un nuevo estudio
Según un equipo de la universidad Jaguelónica de Polonia, «el número de hijas estaba positivamente relacionado con una mayor longevidad de sus padres, aumentándola de media en 74 semanas por hija»
Tener una hija, según ya habían constatado estudios anteriores, cambia el cerebro de un hombre de una manera especial. En 2019, se publicó en la revista Behavioral Neuroscience una investigación que concluyó que los padres, cuando juegan con sus niñas, tienen unas respuestas cerebrales distintas que cuando están con sus hijos. Esto, según los autores, los hace más presentes y receptivos en las necesidades de sus hijas que los padres con un descendiente varón. Los padres de niñas les cantan más a menudo y hablan más abiertamente de sus emociones.
Ahora, un nuevo estudio ha añadido otro factor a esta lista: los padres con descendencia femenina tienden a vivir más años. Así lo ha desvelado una investigación de la Universidad Jaguelónica de Polonia, elaborado a partir de los datos de 4.310 personas, de las que 2.147 eran madres y 2.163, padres.
Según sus resultados, existe una correlación positiva entre la longevidad de los padre y el hecho de que su hija sea una niña. Concretamente, en el estudio se explica que «el número de hijas estaba positivamente relacionado con una mayor longevidad de sus padres, aumentándola de media en 74 semanas por hija, mientras que el número de hijos no mostró ningún efecto en la longevidad paterna».
Anteriormente, otra investigación elaborada en Suecia abrió la puerta al abordaje analítico de la relación entre la paternidad y una esperanza de vida mayor. Según concluyó entonces el equipo de la Universidad de Estocolmo las personas que han tenido al menos un hijo tienen una probabilidad mayor de vivir un poco más que las personas que no han tenido descendencia.
Para llegar a esta conclusión, se recopilaron los datos de todas las personas nacidas en Suecia entre 1911 y 1925 (más de 1,4 millones de suecos). A partir de esta información pudieron conocer que para las personas que tenían hijos, a los 60 años, la esperanza de vida era dos años más para los hombres y 1,5 más para las mujeres, en comparación con aquellas parejas que decidían no concebir. Más adelante en su vida, las personas con prole eran más longevos todavía: a los 80 años, los hombres con hijos vivían nueve meses más y las mujeres, siete.