118 años de la Revolución Rusa, que empezó por culpa de un signo de puntuación
La exigencia de cobrar por los signos de puntuación, que acabó en una huelga general, propició la creación de la primera Constitución rusa en 1906
La revolución en la Rusia de los zares empezó en una imprenta. En 1904, los trabajadores de Sytin, un taller de impresión de Moscú se puso en huelga para exigir una subida salarial y cobrar también por los signos de puntuación, porque solo se les pagaba por el número de letras que tuviera el documento. Esta curiosa petición se extendió a 50 empresas más, que se sumaron a la protesta. Al poco tiempo la huelga se extendió a otros gremios como los panaderos, ferroviarios y agricultores. Las primeras organizaciones obreras promovieron movilizaciones por varias ciudades, entre ellas San Petersburgo. La primera revolución rusa había comenzado.
A finales de 1904, el Soviet de San Petersburgo se había hecho fuerte gracias a León Trotsky, un político de origen judío que defendía la lucha obrera como método de cambio social. Las protestas continuaron durante un tiempo sin grandes cambios, hasta que el 22 de enero de 1905, un grupo de trabajadores textiles, metalúrgicos y de la construcción naval emprendieron una manifestación pacífica que pretendía llegar hasta el Palacio de Invierno para entregar al Zar una serie de demandas. En primera fila estaba Gueorgui Gapón, un sacerdote ortodoxo y líder de la protesta sindical. Como buen revolucionario, venía de una familia adinerada de la región de Poltava. En su camino hacia el palacio, la manifestación fue interceptada por la policía y la Guardia Imperial, que abrieron fuego contra los manifestantes desarmados. De las más de 1200 personas que se habían concentrado, 200 murieron y 800 resultaron heridas. La violenta decisión de disolver la manifestación a balazos no fue de Nicolas II, que no se encontraba en el palacio, sino de su tío Aleksándrovich, que no dudo lo más mínimo en tomar la decisión. La mayoría de las víctimas eran trabajadores inmigrantes y campesinos, que habían viajado desde las regiones rurales de Rusia para unirse a la protesta. Entre ellos no estaba Gapón, que salvo la vida gracias a sus seguidores más fieles. Lo sucedió aquel día ha pasado a la historia como el Domingo Sangriento o Domingo Rojo.
En las semanas siguientes al Domingo Sangriento, se produjo una gran huelga en San Petersburgo, que se extendió rápidamente a otras ciudades. A medida que se prolongaba, el gobierno ruso se vio obligado a adoptar medidas para calmar el descontento popular. El zar Nicolás II aceptó la creación de una comisión para investigar las causas del Domingo Sangriento, pero las conclusiones llegaron muy tarde y no fueron suficiente para calmar el espíritu revolucionario de los trabajadores. El sacerdote Gapón, que había organizado la Asamblea de Obreros Industriales Rusos, con más de 8.000 miembros, excomulgó al zar por lo ocurrido aquel domingo y promovió nuevas protestas por todo el imperio. Sin embargo, como buen revolucionario, tuvo que huir de Rusia durante unos meses. Mientras, Nicolás II intentó calmar la situación creando un Manifiesto para la mejora del orden del Estado, en el que incluía libertades religiosas, de reunión y proponía el sufragio universal masculino. El Manifiesto de Octubre sentó las bases la primera constitución rusa, que se promulgó en 1906. Con este nuevo panorama, Gapón regresó de su exilio con la idea de retomar su actividad, pero, como buen revolucionario, fue acusado por sus camaradas de pertenecer a la policía secreta del imperio (la Ojrara) y la dirección del Partido Social-Revolucionario lo sentenció a morir en la horca.
Como dijo Trotski «esta fue la huelga que empezó por los signos de puntuación y acabó con el absolutismo»
La Revolución de 1905, fue la versión edulcorada de lo que sucedería una década después. El movimiento obrero y el malestar de la población se alimentaron durante todo ese tiempo de una crisis económica que afectó a la base de su sistema, que era la agricultura y la industria. El camino hacia un cambio social y político en Rusia empezó entonces y como dijo Trotski «esta fue la huelga que empezó por los signos de puntuación y acabó con el absolutismo». Sin duda, su papel le erigió como líder de la futura revolución de 1917.