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10 de septiembre de 2024

Un grupo de legionarios y regulares defienden una posición, Guerra del Rif

Un grupo de legionarios y regulares defienden una posición, Guerra del Rif

Cuando cosacos y legionarios estuvieron a punto de unir fuerzas en la Guerra de Marruecos

Piotr Wrangel, general destacado del ejército blanco de Rusia, opositor del ejército rojo durante la guerra civil, ofreció a Primo de Rivera un contingente de tropas para combatir en el protectorado español en Marruecos

Hace ahora 100 años, en julio de 1924, la situación en Marruecos propició un plan militar de repliegue a líneas de defensa seguras pergeñado por Primo de Rivera. Aunque la estrategia se urdió para ejecutarla en ambas zonas del protectorado, finalmente solo se llevó a cabo en la parte occidental. En la zona oriental, la estrategia no fue bien recibida. Los jefes y oficiales de las tropas de choque, Legión y Regulares no estaban conformes con la maniobra de retirada y abandono de posiciones, por lo que mostraron su rechazo. El dictador prefirió evitar problemas y desestimó temporalmente el plan.

En ese contexto, Piotr Wrangel, general destacado del ejército blanco de Rusia, opositor del ejército rojo durante la guerra civil, ofreció al Directorio Militar de Miguel Primo de Rivera un contingente de tropas para combatir en el protectorado español en Marruecos. El 16 de julio, el embajador de España en París, José María Quiñones de León, comunicaba al general Francisco Gómez-Jordana, director de la Oficina de Marruecos, que por conducto del príncipe ruso Dimitri Troubetzkoi le había llegado la propuesta para un enganche de cosacos en el Tercio de Extranjeros con objeto de combatir en Marruecos. La propuesta partía del general Wrangel quien solicitó el favor del príncipe para que hiciera llegar la proposición a las autoridades españolas.

Parece, pues, sensato pensar que el general ruso conocía el desarrollo de los acontecimientos en el protectorado y la guerra que el ejército español de África mantenía en Marruecos. También resulta seguro que estaba informado de la existencia del Tercio de Extranjeros, creado en 1920, pues fue la vía que utilizó para ofrecer al Directorio Militar el alistamiento de un numeroso contingente de excombatientes rusos.

Ofrecimiento de cosacos

Pero ¿quiénes eran estos soldados? Constituían un conjunto de emigrantes rusos que la revolución obligó a abandonar el país. A finales de 1920 formaban parte de un cuerpo de ejército compuesto por cosacos. Asentados en la península de Crimea, no resistieron la ofensiva del ejército rojo y se vieron forzados a abandonar el territorio, primero hacia Constantinopla para asentarse meses después en Serbia. El contingente ascendía a 30.000 hombres.

Estaban dirigidos por el citado general Wrangel, quien se comportaba como un padre con sus antiguos soldados y parece que infundía sobre ellos enorme confianza y respeto. Mediante contratos con el Gobierno serbio y con grandes compañías privadas se esforzaba en proporcionar trabajo a sus hombres, no con demasiado éxito, pues solo una reducida parte estaba empleado; el resto sufría dificultades, subsistiendo precariamente.

Piotr Wrangel en el centro junto a Alexander Krivoshein (izq) y Pavel Chatilov (dcha)

Piotr Wrangel en el centro junto a Alexander Krivoshein (izq) y Pavel Chatilov (dcha)

En concreto, la propuesta contenía dos modelos de enganche en la Legión: en el primero proponía crear colonias de cosacos en la frontera con las cabilas insumisas, donde además de habitar se comprometían a defender las líneas avanzadas de las incursiones de la harca. De aceptarse esta solución solicitaba lotes de tierra para los soldados con objeto de levantar sus viviendas y cultivar la tierra.

La segunda alternativa planteaba organizar destacamentos de voluntarios obligados a prestar sus servicios como tropa de choque, mediante un contrato por tiempo limitado: hasta someter la «rebeldía». Proponía crear una división de Caballería con cuatro regimientos, dos batallones de tiradores, un grupo de artilleros a lomo y servicios generales adscritos a la división. El cómputo divisionario sumaría 6000 hombres. Incluía jefes y oficiales.

La declinación del Gobierno español

Pero el Gobierno español, por medio del Ministerio de la Guerra, declinó el ofrecimiento, ¿por qué? Con relación a la creación de una colonia de cosacos en la frontera con las cabilas beligerantes se argumentó que la fórmula no se ajustaba a la interpretación de protectorado que España ejercía en Marruecos.

Se trataba de civilizar a los nativos y que estos en un primer estadio, estuvieran ocupados como mano de obra en la explotación de los recursos que el territorio ofrecía. Por ejemplo, desde 1908 se venían explotado las minas de hierro de Beni Bu Ifrur, cabila próxima a Melilla. Del mismo modo se había creado la Compañía Española de Colonización, donde se emplearon emigrantes españoles, mayoritariamente procedentes de Almería, en la llanura del Garet, en el Rif oriental.

Respecto a la organización de unidades con un efectivo tan considerable como una división, con sus cuadros de mando hasta la más elevada jerarquía, se desestimó porque podría ocasionar dificultades de orden. Además, la situación de inacción de cuatro años tras haber sido derrotadas por las tropas bolcheviques contribuía igualmente a su descrédito. Sin hábitos militares, requerirían un entrenamiento constante, sí como tropas de choque habrían de utilizarse.

Otro punto en contra se centraba en la orografía de Marruecos muy diferente a la de Rusia, donde habían combatido. Además, se sumaba la diferencia del clima. Por último, se temía que entre los enganchados pudiera darse el caso de haber prendido en ellos ideas bolcheviques, a pesar de haber luchado en el bando contrario, fáciles de irradiar y extenderse en el contacto, constituyendo un serio peligro que debía evitarse.

A las razones esgrimidas por la sección correspondiente del Ministerio de la Guerra se adicionó una más, en este caso, procedió de la vicepresidencia del Directorio. Antonio Magaz, almirante de la marina, señalaba que no era posible admitir a los cosacos de manera conjunta porque temían que se produjeran disturbios en los puertos de embarque provocados por los delegados comunistas dependiente del Gobierno de la URSS. Aunque no existen datos que confirmen la presencia de delegados soviéticos en España en esa fecha, el temor a los bolcheviques se extendió entre las autoridades españolas. Primo de Rivera, por ejemplo, decidió desembarcar tropas en Alhucemas por el temor a que la bahía pudiera utilizarse como base soviética de submarinos, con la consiguiente amenaza para el territorio español.

Con todo, el general encargado del despacho en el Ministerio de la Guerra manifestó que no era posible aceptar el ofrecimiento del general Wrangel. La proposición debía hacerse en las condiciones que la legislación española señalaba para la recluta en el Tercio de Extranjeros: mediante el enganche personal y no colectivo de quienes desearan prestar sus servicios.

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