¿Cuándo empezamos a comer 12 uvas para celebrar el Año Nuevo?
Existen diversas teorías sobre el origen de esta costumbre navideña. La más extendida nos sitúa en el año 1909, cuando se produjo un excedente en la cosecha de uvas
Doce uvas, una plaza y miles de españoles despidiendo el año. Cada noche del 31 de diciembre nos reunimos con nuestras familias para una cuenta atrás al son de doce campanadas. Según la tradición, además de traer buena suerte, cada uva representa un deseo para cada uno de los meses del próximo año, pero ¿Cuándo empezamos a celebrar la llegada del nuevo año de esta manera tan peculiar?
Existen diversas teorías sobre el origen de esta costumbre navideña. La más extendida nos sitúa en el año 1909, cuando se produjo un excedente en la cosecha de uvas. Para aprovechar los productos, los agricultores se pusieron en contacto con el Gobierno para potenciar la compra en Nochevieja y promocionar el producto como «uvas de la suerte», ya que se tenía la creencia de que las uvas eran símbolo de abundancia y tomarlas el primer día del año traería consigo prosperidad.
Sin embargo, existen teorías que nos remontan más atrás en el tiempo, concretamente a finales del siglo XIX, cuando ciudadanos madrileños se reunían en la emblemática Plaza de Sol de la capital para hacer una sátira de una tradición de la burguesía francesa que empezó a adoptarse. La alta sociedad española decidió, en un acto de refinamiento, celebrar las fechas navideñas en grandes salones, en lugar de las calles, ya que aquello estaba considerado de mal gusto. Así, a imitación de los franceses, los españoles empezaron a despedir el año con uvas y champán en sus casas.
A esta tendencia se le sumó la prohibición en 1892 del alcalde de Madrid de realizar grandes fiestas para evitar las concentraciones que se consideraban vulgares y en su lugar celebrar el fin de año de forma privada. No obstante, esta prohibición no caló muy bien en las clases bajas que querían seguir festejando aquellas fechas tan señaladas con alegría en las calles y a modo de protesta, el 5 de enero salieron de sus casas a comer uvas y dar la bienvenida al año con gran júbilo. De esta forma, lo que empezó como una protesta terminó convirtiéndose en una tradición.
En 1894, el periódico El Siglo Futuro documentó en un artículo titulado Las uvas bienhechoras la consolidación de esta costumbre. Aquel mismo año, en El Correo Militar se podía leer: «La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en fraternal coloquio a infinidad de familias, y a todos a coro gritaron: ¡Un año más!».
No fue hasta la Nochevieja de 1906 cuando la Puerta del Sol de Madrid pasó a ser el punto de encuentro de esta celebración. Pues desde la colocación del reloj en la torre de la Casa de los Correos en 1866, muchos acudían a esta plaza para escuchar las doce campanadas que daban inicio al nuevo año.
Así, millones de españoles empezaron a estar pendientes de esas doce campanadas y en 1962 Televisión Española ofreció por primera vez imagen y sonido a este acontecimiento que protagoniza el día del 31 de diciembre.