El Debate en el Líbano
La misión del Ejército español en la línea de fuego del Líbano: quiénes son y qué hacen
«Aquí todo está tranquilo, hasta que un día todo cambia», repetían como un mantra los soldados españoles desplegados en el Líbano y que, a su vez, forman parte de la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL). La posición española es de vital importancia, ya que nuestro país ostenta el liderazgo de esta misión de la ONU. En febrero de 2022, el general Aroldo Lázaro Sáenz asumió el mando como jefe de la Misión y comandante de UNIFIL, sucediendo al general de División, el italiano Stefano Del Col.
Ese día ha llegado, el ataque de Hamás contra Israel, y que ha sorprendido al mundo entero, también ha salpicado al Líbano que, a efectos prácticos, aún mantiene una guerra abierta con el país hebreo. Hezbolá, que forma parte del Gobierno libanés, ha mostrado su apoyo al grupo fundamentalista Hamás. La última muestra de este apoyo se tradujo en el lanzamiento de una batería de cohetes y artillería contra Israel que tuvo como respuesta una acción similar del Ejército israelí.
«La situación de seguridad en el área de operaciones de UNIFIL es de una frágil estabilidad, caracterizada por su volatilidad y complejidad», confesaba el force commander Aroldo Lázaro Sáenz a El Debate durante una entrevista, en la base de la ONU, en Naqoura. Su predicción resultaría certera, ya que apenas dos días después de la entrevista, se producía el fuego cruzado mencionado en el sur del Líbano. Israel siguió con sus bombardeos contra Hezbolá, los mismos que se han repetido durante la jornada de ayer y que han puesto en «estado de alerta» a la base española, según ha confirmado la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Pero, la pregunta más frecuente y repetida de estos últimos días es qué hace y por qué está el Ejército de Tierra español desplegado en el Líbano. Una de las explicaciones que los soldados intentaban hacer entender es que la seguridad y estabilidad en el Mediterráneo afecta, de una u otra forma a España, ya sea a través de flujos migratorias o crisis económicas. España desde septiembre de 2006, como parte de la misión de la ONU en el Líbano, tiene la difícil tarea, entre muchas otras, de vigilar que se cumpla el cese de hostilidades entre este país e Israel y monitorizar los movimientos en la llamada Blue Line.
Una línea de separación que se estableció a modo de frontera en 2007 para verificar la retirada de las fuerzas israelíes del sur del Líbano. La Blue Line se ha convertido en un punto caliente en la región, ya que ambos países reclaman vastos territorios y la llama se puede prender con cualquier pequeño incidente. Ya sea el cruce de unas ovejas a territorio enemigo o la posición de un muro que sobrepase, por escasos milímetros, la Blue Line.
Desde la posición del Ejército indio, donde se puede divisar los Altos del Golán –territorio sirio ocupado por Israel–, el comandante Amit Kale explica que en esta zona es difícil saber dónde se encuentra la línea de separación entre los dos países. A través de unos prismáticos, es posible advertir unas piedras, de color azul, que deberían marcar una hipotética frontera. Horas después, Israel atacaría esta zona, además de las disputadas granjas de Shebaa.
«Las Fuerzas de Defensas de Israel (IDF) generalmente despliegan sus tanques con el propósito de dominar, con el propósito de demostrar su poder», asegura el comandante Kale, mientras señala las posiciones israelíes a escasos metros de la Blue Line. Un despiste, un paso en falso y puedes llegar a cruzar, sin apenas darte cuenta, del Líbano a Israel, dos países en guerra y que durante las últimas horas han demostrado que, en cualquier momento, la situación puede descontrolarse. Precisamente, para que esto no suceda, UNIFIL se mantiene en el terreno con España a la cabeza en el sector Este del sur del Líbano.
España, en UNIFIL
UNIFIL cuenta con 10.000 casos azules, procedentes de hasta 48 naciones y unos 800 civiles de 78 países. El contingente español en el Líbano es de los más extensos, con alrededor de 650 militares desplegados, pero que llegó a contar con 1.100 militares. Los militares españoles que llevan ahora el peso de esta difícil misión forman parte de la Brigada 'Almogávares' VI de Paracaidista.
Desde mayo y hasta finales de noviembre, el contingente español debe desempeñar tareas tales como: patrullas diurnas y nocturnas, tanto a pie como con vehículos, actividades de monitorización en la Blue Line y las zonas adyacentes. El capitán Molina, encargado de la posición española cercana a la línea de demarcación, señala que hace poco un viandante se encontró una mina en medio de la carretera y decidió dejarla sobre uno de los populares blue barrels, algo parecido a un bidón azul.
A pesar de que la guerra entre Israel y el Líbano ya queda algo lejos, algunas de las posiciones españoles están rodeadas de terreno minado, y, en ocasiones, y sobre todo por las fuertes lluvias, estos artefactos explosivos pueden salir a la superficie. UNIFIL y el contingente español desplegado en el Líbano se han visto sorprendidos por los recientes ataques de Hamás contra Israel y que, por cercanía, han acabado afectando a la frágil estabilidad del Líbano.
Ante esta situación, la misión de la ONU ha asegurado que está trabajando «para recopilar más información» y que el «force commander, el general Lázaro, está en contacto con las partes involucradas, instándolas a ejercer la máxima moderación y utilizar los mecanismos de enlace y coordinación de UNIFIL para evitar una mayor escalada y pérdida de vidas».
El papel que España juega dentro de UNIFIL es, ahora más que nunca, de vital importancia para poder actuar como mediador de un conflicto, todavía latente y de difícil solución, con Hamás instando a todos los actores y líderes árabes a elegir un bando. Como explicó el general Lázaro a este periódico, «UNIFIL no es una misión de ayuda humanitaria, apoyamos a las comunidades locales con asistencia directa, a través de los denominados proyectos de impacto». Actividades que se han visto trastocadas, tras la última escalada de tensión en la región.
La misión tiene asegurada su permanencia en el Líbano un año más. Pero, además, recientemente, y según confirmó el force commander, el mando español de UNIFIL se extenderá hasta comienzos del año 2025, «fecha en la que cumpliría tres años al frente de la misión de la ONU en el Líbano», contaba con orgullo el general Lázaro, menos de 48 horas antes de que todo saltara por los aires.