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Yahya Sinwar, sostiene al hijo de un combatiente de las Brigadas Al-Qassam, que murió en combates con Israel (2021)

Yahya Sinwar, sostiene al hijo de un combatiente de las Brigadas Al-Qassam, que murió en combates con Israel (2021)Mahmud Turkia / AFP

Yahya Sinwar, un halcón con dosis de pragmatismo, toma las riendas de Hamás en plena guerra con Israel

El advenimiento de Sinwar es también la victoria del Hamás «de dentro» frente al Hamás «de fuera»

Se puede afirmar sin temor a equivocarse gruesamente que el bombardeo perpetrado ayer por la aviación israelí sobre la escuela Al Tabin de Gaza disuadirá a Yahya Sinwar, nuevo jefe de la organización terrorista Hamás, de centrar su estrategia en la búsqueda de un alto el fuego, pese a los intensos esfuerzos desplegados por Estados Unidos en las últimas semanas para alcanzar ese objetivo.

En Washington, el secretario de Estado Anthony Blinken, estaba convencido del papel clave de Sinwar dentro de Hamás desde antes incluso antes de que tomara sus riendas. «Sinwar era y sigue siendo quien tomaba las decisiones sobre el alto el fuego», declaró hace unos días el jefe de la diplomacia norteamericana.

El análisis es certero y a partir de él tendrán que componer Blinken y el resto de los actores internacionales implicados en los intentos para, por lo menos, detener el conflicto iniciado hace ya diez meses. Mas tendrán en Sinwar un interlocutor implacable. No solo por su pasado fanático, sino también por el pragmatismo del que es capaz de exhibir en los momentos más inesperados.

De entrada, no es correa de transmisión de ninguna de las partes con intereses directos en Oriente Medio. No lo es de Irán: basta decir que ha sido designado líder de Hamás frente a Muhammad Ismail Darwish, que sí es la persona de confianza de Teherán dentro de la organización terrorista.

Tampoco lo es de Catar, su principal mecenas, pero también el país que da acogida a su acérrimo rival en el seno de la organización, Jaled Mechaal, aunque en el emirato Sinwar dispone de un fiel entre los fieles en la persona de Jalil Al Hayya. Este último fue quien torpedeó la candidatura de Darwish. Prueba de que el advenimiento de Sinwar es también la victoria del Hamás «de dentro» frente al Hamás «de fuera». Ni siquiera ve con buenos ojos a los rebeldes hutíes de Yemen, a pesar de las importantes convergencias doctrinales y estratégicas que puedan existir entre ambos.

Sinwar, en cambio, ha sabido restablecer canales de comunicación con Egipto desde que en 2017 accedió a posiciones de poder en Hamás; y sobre todo después de que quedase decepcionado con la corta experiencia de gobierno de los Hermanos Musulmanes en El Cairo. Desde entonces, prestó una valiosa ayuda a la inteligencia egipcia mientras ésta dedicaba tiempo y recursos a la captura de los salafistas de Gaza refugiados en el desierto del Sinaí. La conexión egipcia también le fue de gran utilidad para reconciliarse con el moderado Mohamed Dahlan, antiguo jefe del espionaje de la Autoridad Palestina.

De este movimiento, aunque ya antiguo, se desprende el afán de Sinwar de buscar un espacio de entendimiento con todas las banderías que configuran el complejo universo palestino de cara a la gobernanza de Gaza una vez termine el conflicto. Este es su gran objetivo.

Mas estas intenciones no deben hacer olvidar que Sinwar, de 62 años de edad, es también el hombre condenado en 1988 -a cargo de un tribunal israelí- por haber asesinado a doce compatriotas por sospechar que eran agentes encubiertos del Estado hebreo. Mientras estaba entre barrotes, Sus continuos contactos con el exterior le convirtieron en un actor clave en las negociaciones iniciadas por Israel tras la captura del soldado Gilad Shalit.

En 2011, su hermano Mahmud, que entretanto había ascendido en las filas de las Brigadas Ezzedine el-Qassam, insistió en que Yahya fuera incluido entre los 1.000 presos palestinos que el Estado hebreo liberaría a cambio del joven. Acogido como un héroe a su regreso a Gaza, pidió inmediatamente a las Brigadas Ezzedine el-Qassam que capturaran a otros israelíes para conseguir la liberación de sus compañeros aún encarcelados. Ese es su estilo.

Esta lista de «hazañas» de Sinwar no es exhaustiva, pero sí lo suficientemente preocupante como considerado terrorista por el Departamento de Estado norteamericano desde 2015. Y para que el ministro israelí de Asuntos Exteriores declarase hace unos días que «el nombramiento del architerrorista [como líder de Hamás] es una razón más para eliminarlo».

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