Fundado en 1910
El presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981, Jimmy Carter.

El presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981, Jimmy Carter.©RADIALPRESS

Ha muerto Jimmy Carter

Jimmy Carter, el hombre que no pudo volver a reinar

Jimmy Carter, un hombre que rezaba cada mañana, perdió su reelección como presidente de EE.UU. por culpa de otro hombre que rezaba cada mañana, el ayatolá Jomeini

En Irán se había producido un cambio radical. Al poder omnímodo del sha Mohammad Reza Pahlevi, «Trono del Pavo Real», le había sucedido la intransigencia del frugal ayatolá Jomeini. La monarquía imperial de ayer era hoy un califato chií.

El derrocado Pahlevi fue peregrinando de país en país, mientras desde Teherán se multiplicaban las amenazas para quien lo acogiera. Nelson Rockefeller y Henry Kissinger presionaron al presidente Jimmy Carter para que autorizase la entrada del Sha a los EE.UU. El 22 de octubre de 1979 Pahlevi viajó a Nueva York para operarse, pero no pudo asentarse allí. A petición de la Casa Blanca, el general Torrijos dio cobijo a Pahlevi en Panamá el 15 de diciembre.

La noticia de la entrada del Sha en Estados Unidos dio inició una ola de furiosas manifestaciones en Irán, con gritos de «¡Muera el sha!» y «Muerte a América».

El asalto a la Embajada de EE.UU. en Teherán

Una muchedumbre asaltó la embajada estadounidense en Teherán, el 4 de noviembre de 1979, y tomó como rehenes a sus ocupantes. Los asaltantes justificaron su ocupación como protesta por el encuentro del expresidente iraní Bazargán con el consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski. Los barbudos iraníes liberaron a los estadounidenses negros y a las mujeres pero no a los demás. Ofrecieron redimir a los cautivos a cambio de la extradición del Sha.

El presidente Jimmy Carter rehusó ceder al chantaje y declaró, el 8 de enero, que descartaba un rescate porque «seguramente fracasaría... y los rehenes morirían». En abril de 1980, rompió relaciones diplomáticas con Teherán, impuso un embargo comercial y congeló los fondos iraníes en Estados Unidos para indemnizar a los rehenes cuando fueran liberados y pagar las demandas de las empresas norteamericanas contra Irán.

Las medidas de Carter no desagraviaron a los estadounidenses: una encuesta reveló que el 65 % de sus ciudadanos opinaba que las sanciones no acelerarían la liberación de los rehenes y un 51 % decía que las acciones del presidente no eran «suficientemente enérgicas». Carter adivinó que Jomeini retendría a los rehenes por lo menos hasta el primer aniversario de su captura. Un problema de relaciones internacionales se convertía en un problema electoral. Su contrincante, el republicano Ronald Reagan, acusaba a Carter: «Los rehenes no debieron estar cautivos seis días, mucho menos seis meses».

La operación de rescate

En realidad, cinco días después de la ocupación de su embajada, Carter ordenó que le presentaran un abanico de opciones militares. Diez días después, le presentaron un informe. El consejero Brzezinski propuso bombardear Irán y bloquear el país. Pero, con los soviéticos en Afganistán desde la Nochebuena de 1979, Carter no lo consideró oportuno. Cualquier incidente podía acabar en una confrontación directa con Moscú. Una de las razones que llevó al Ejército soviético a Afganistán fue el temor a una intervención directa de EE.UU. en Irán y otra fue contener la irradiación del islamismo hacia sus repúblicas de Asia Central.

Carter autorizó a la unidad antiterrorista «Luz Azul» a planear la misión mientras buscaba una solución diplomática. La unidad se convirtió en la Fuerza Delta.

Carter estaba en el momento más bajo de su popularidad; sólo un rescate con éxito le facilitaría la reelección presidencial. El plan requería una minuciosa planificación, entrenamiento intensivo, coordinación rigurosa, secreto absoluto y mucha suerte.

Operación Eagle Claw

Los 13 rehenes liberados en noviembre por los iraníes dieron mucha información sobre la Embajada y sus captores, actualizada por los datos que suministraban los infiltrados.

Washington recibió ofertas de la unidad antiterrorista alemana GSG-9 y del SAS británico. Las dos fueron rechazadas. Carter no quería dar la imagen de necesitar ayuda foránea. Eran sus hombres y su embajada.

El plan sufrió reajustes durante meses. Las pruebas resultaron un fracaso. Modificaron el plan de nuevo.

La alternativa era una cita en el Desierto de Sal, a casi 490 km. al sur de Teherán, en un punto que denominaron Desierto Uno, a donde los aviones C-130 llevarían hombres y combustible. Allí embarcarían en los helicópteros que los transportarían a unos 80 km. al sudeste de la capital iraní. La Fuerza Delta llegaría a Teherán en camiones, y asaltaría la embajada.

En un estadio próximo, los combatientes y los rehenes embarcarían en los helicópteros y volarían hacia Manzariyeh, un aeródromo abandonado entre Teherán y la ciudad de Qom, protegido por Rangers, para ser trasladados a Omán en aviones C-141 StarLifter. En todo momento, la Fuerza Delta tendría apoyo aéreo del portaaviones USS Nimitz.

Comienza la operación

Carter aprobó el inicio de la operación el 16 de abril y 93 hombres de la Fuerza Delta se reunieron en Frankfurt, el 20 de abril, con otros 13 encargados de rescatar al puñado de rehenes dentro del Ministerio de Exteriores persa. Después volaron a Wadi Kena, en Egipto, donde aterrizaron el 21 de abril. Fueron helitransportados desde Masirah, una isla en la costa de Omán.

El jefe de la Fuerza Conjunta para esta operación, que recibió el nombre de Eagle Claw (Garra de Águila), era el general James Vaught. El plan era tan complejo, que necesitó la colaboración de Egipto, Omán, Bahréin, Turquía e Israel.

El 24 de abril, los C-130 despegaron para cruzar Irán en vuelo rasante, invisibles para los radares.

El primer MC-130 despegó una hora antes que el resto de la Fuerza, y cruzó la costa iraní a 120 m. de altura. Llegó a Desierto Uno y conectó su radiobaliza. Cuando el coronel James Kyle bajó, se encontró un autobús iraní con 43 pasajeros civiles, que hizo apresar. Poco después tuvieron que destruir un camión con un cohete antitanque M72. El conductor consiguió escapar y dio la alarma. Todo empezó a fallar en ese concurrido punto del desierto.

De los ocho helicópteros que tenían que llegar, solo lo hicieron seis. Mientras se reabastecían de combustible, otro helicóptero se averió.

En Desierto Uno estaba al mando el coronel Charles A. Beckwith, un boina verde experimentado en el rescate de prisioneros, quien impulsó la creación de la Fuerza Delta.

Fracaso y retirada

El mínimo indispensable para el rescate se había fijado en seis helicópteros; tenían sólo cinco.

El presidente Carter ordenó el abandono de la misión y dio instrucciones al Nimitz para ejecutar las «acciones militares necesarias para evacuar nuestras fuerzas». «Por lo menos no hubo bajas», dijo el presidente, «y no hubo detección». Carter estaba equivocado.

Un helicóptero chocó contra uno de los cisternas EC-130. La explosión destruyó las dos aeronaves e incendió la munición, impidiendo la recuperación de los cuerpos de los tres marines muertos en el helicóptero y los cinco más fallecidos en el EC-130 del 8º Escuadrón Especial de Operaciones. Otros helicópteros sufrieron daños. Por si fuera poco, llegaban milicianos iraníes. Los estadounidenses embarcaron en los Hércules y abandonaron los RH-53D.

El plan fue un fracaso. La sorpresa era el factor principal y también la confianza en la poca capacidad de reacción del mando iraní.

La operación, además de millones de dólares, costó ocho muertos, que abandonaron, y cuatro heridos graves. Alertados por la intentona, los iraníes dispersaron a los rehenes en distintas localizaciones para imposibilitar otro rescate. «Esta misión requería un montón de cosas que no habíamos hecho antes,» justificó el coronel Robert Brenci, jefe de los C-130.

Tras el descalabro

Carter compareció ante los medios el 25 de abril de 1980 y asumió el fracaso: «Fue mi decisión intentar la misión de rescate (… ) y fue mi decisión cancelarla cuando surgieron problemas». El fracaso costó a Jimmy Carter la reelección presidencial. Ronald Reagan lo derrotó fácilmente en las elecciones de noviembre.

Tras la muerte del ex-Sha el 17 de julio, la Cámara de Representantes norteamericana instó a reconsiderar el secuestro de los rehenes al Majlis, quien puso condiciones: devolución de los fondos del Sha y de la cuentas iraníes congeladas, cancelación de las demandas contra Irán y la promesa de no intervenir en los asuntos internos iraníes.

Más de medio centenar de estadounidenses permanecieron cautivos durante 444 días en la embajada de EE.UU. en Irán. Cuando Carter salía de la Casa Blanca y antes de que Reagan prestara juramento como presidente, el 20 de enero de 1981, Jomeini liberó al último de los rehenes.

Carter pasó a formar de la lista de los 11 presidentes de Estados Unidos no reelegidos.

comentarios
tracking