
Base militar Pituffik de EE.UU. en Groenlandia
Los secretos de la base militar de EE.UU. en Groenlandia que visita este viernes J.D. Vance
La presencia militar estadounidense en Groenlandia comenzó durante la Segunda Guerra Mundial. Para 1941, EE.UU. había establecido defensas y rastreaba el Atlántico Norte en busca de submarinos alemanes
El vicepresidente estadounidense J.D. Vance visitará este viernes la base espacial de Pituffik, una instalación de la rama del Ejército de EE.UU. dedicada al espacio, ubicada en Groenlandia, «para ser informado de cuestiones vinculadas a la seguridad del Ártico» y reunirse con las tropas estacionadas ahí, indicó su oficina.
Pituffik, que hasta hace dos años se llamaba Thule, significa en groenlandés «el lugar donde atamos a nuestros perros». La estratégica base militar se encuentra ubicada sobre el paralelo 76 en la costa noroeste de Groenlandia, a unos 1.200 kilómetros del Polo Norte y es una de las instalaciones militares más remotas de la Tierra.
La presencia militar estadounidense en Groenlandia se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la enorme isla cubierta de hielo era una colonia danesa. Tras la ocupación de Dinamarca por la Alemania nazi en 1940, Estados Unidos llegó a un acuerdo secreto con el embajador danés en Washington, eludiendo al gobierno de Copenhague, controlado por Alemania, para que las tropas estadounidenses construyeran aeródromos y estaciones meteorológicas.

Estación meteorológica en la base militar Pituffik de EE.UU. en Groenlandia
Durante la Guerra Fría, Thule —como se llamaba entonces— se convirtió en un puesto avanzado clave en el Ártico. Desde ahí, los bombarderos estadounidenses de largo alcance podían alcanzar la Unión Soviética, y se construyeron sistemas de radar para detectar misiles que cruzaban la ruta polar, la ruta más corta entre las dos superpotencias.
Según reseña el New York Times, uno de los experimentos más extraños de la época fue Camp Century, una base nuclear construida bajo el hielo a finales de la década de 1950 como parte de un proyecto secreto llamado Iceworm. El plan era probar si era posible ocultar misiles nucleares y lanzarlos desde el subsuelo.
El hielo resultó demasiado inestable y la base fue abandonada. Sin embargo, los residuos, incluidos material radiactivo y diésel, siguen enterrados y los científicos advierten que el aumento de las temperaturas podría eventualmente exponerlos.
La base también dejó una huella imborrable en la población indígena de Groenlandia. En 1953, unos 130 inuit fueron trasladados a la fuerza de sus hogares cerca de Thule a un asentamiento más hostil más al norte, poco apto para la caza tradicional. Décadas después, se les indemnizó, pero el resentimiento persiste.

Letrero base militar Pituffik de EE.UU. en Groenlandia
En la actualidad, Pituffik forma parte de una red global de infraestructura de defensa estadounidense y es una estación crucial. Expertos militares afirman que, ante la aparición de nuevas amenazas como los misiles hipersónicos, los sistemas de alerta temprana de esa base son indispensables.
Los misiles de crucero hipersónicos no se lanzan al espacio, dijo al New York Times Troy J. Bouffard, suboficial retirado del Ejército estadounidense y experto en defensa del Ártico. «Vuelan a baja altura, maniobran, y no tenemos forma de interceptarlos una vez lanzados», añadió el experto.
Si se lanzara un misil desde Rusia o China hacia América del Norte, lo más probable, dijo Bouffard, es que pase sobre el Ártico. Los sensores terrestres de Pituffik son cruciales en ese caso, agregó el experto, porque los satélites no funcionan bien en latitudes altas.
Los láseres tampoco funcionan en el Ártico, añadió Bouffard. «Las columnas de aire están llenas de cristales de hielo —básicamente, pequeños espejos— y los láseres y los espejos no se llevan bien» apuntó el experto.
«También podría servir como base de operaciones avanzada o como línea de comunicación clave», concluyó Bouffard. «Cuanto más avanzadas sean estas ubicaciones, más útiles serán».