Así es el dispositivo obligatorio que graba todas las infracciones que comete un conductor

Hace ya dos años que la Unión Europea puso en marcha el proyecto más ambicioso que ha existido en materia de seguridad vial.

Consiste en la incorporación de decenas de sistemas de seguridad a todos los automóviles en la búsqueda de los cero fallecidos en carretera para el año 2050, un objetivo que además de complicado no va por muy buen camino.

Cero fallecidos

Actualmente en Europa las cifras de fallecidos por accidente de tráfico no solo no bajan sino que podríamos decir que están estabilizadas. En este caso las ADAS son un paso más allá de sistemas de ayuda a la conducción con los que ya cuentan los automóviles como el control de estabilidad ESP o el antibloqueo de frenos ABS.

Se trata de ayudas a la conducción que llegan a intervenir sobre la dirección y el acelerador del coche para evitar un accidente, como por ejemplo una salida de la vía, a la vez que puede frenar el coche de manera brusca cuando el accidente es inminente.

Entre estas ADAS, que son obligatorias para todos los coches nuevos a partir del 7 de julio de este año, hay dos que llaman especialmente la atención. Por un lado está la preinstalación de alcolock, un alcoholímetro que si detecta que el conductor bebido no permite que el coche arranque, y la caja negra EDR.

El alcolock por el momento sólo será obligatorio que esté en funcionamiento en los camiones (los coches llevan reinstalación), mientras que la caja negra sí es obligatoria en todos los vehículos. Lógicamente recibe su nombre de los sistemas equivalentes de los aviones.

En este caso su función es exactamente la misma que en estos, recoger toda la información de viaje de un coche para saber lo que ha ocurrido dentro de un coche antes y durante un accidente.

¿Datos anónimos?

En teoría los datos son 100 % anónimos, aunque en los Estados Unidos ya hay hasta ocho marcas que se han comprometido a dar la identidad del conductor en caso de requerimiento judicial.

Se trata de un sistema polémico en la medida que puede albergar información como si un conductor circulaba más allá de los límites de velocidad, si ha realizado un giro prohibido o cualquier otro dato.

Esta información si se cruza con el nombre del conductor sería muy interesante por ejemplo para compañías aseguradoras, que adaptarían el precio del seguro a las costumbres al volante del conductor.

En definitiva un sistema que promete dar mucho que hablar a corto y medio plazo. El dispositivo en sí es del tamaño de una cajetilla de tabaco, está blindado para que no se pierda la información en caso de accidente y va atornillado al chasis del vehículo, normalmente debajo del asiento del conductor.

Por supuesto este sistema funciona ya en colaboración con el GPS y la geolocalización con la que cuentan todos los automóviles.