En los talleres conviene ser prudente y hablar de lo que sabemos

En los talleres conviene ser prudente y hablar de lo que sabemos

Práctico

La pregunta que nunca debes hacer en un taller, según un mecánico

Los talleres son territorio desconocido para la mayoría de los conductores, lo mejor es confiar en la honestidad de los profesionales que allí trabajan, sobre todo si tenemos buenas referencias del mismo

Es cierto que ir al mecánico es, junto con la ITV, uno de los momentos más delicados para los propietarios de un automóvil.

Si vas a un taller oficial lo normal es tener la tranquilidad de que lo van a hacer bien y van a cobrarte lo establecido, pero es cierto que sus precios por hora de mano de obra van desde los 60 euros hasta los 150 euros en función de la marca.

Ahorrarse algo

En este caso es habitual que muchos propietarios opten por llevarlos a talleres de barrio, una pena que cada vez queden menos por culpa de las Zonas de Bajas Emisiones que impide que los coches con más años circulen por el centro de las ciudades.

Los coches sin etiqueta no pueden llegar a los talleres de barrio

Los coches sin etiqueta no pueden llegar a los talleres de barrio

En este caso hace ya unos meses que el diario británico The Sun realizaba un divertido reportaje en el que preguntaba a un mecánico por la frase o pregunta que jamás debemos hacer al llevar el coche al taller.

No una, sino tres

El mecánico no se resistió a decir una sola frase, pero sí lo resumió en tres, aunque una de ellas es más importante que las otras.

La primera frase que jamás debemos decir es «¿cuándo estará reparado», por un lado el mecánico puede identificar que estamos en un apuro y que daríamos cualquier cosa por disponer del coche rápido, una invitación a que arregle lo necesario al precio que sea, cueste lo que cueste.

Nada de meterles prisa nunca, estamos en sus manos

Nada de meterles prisa nunca, estamos en sus manos

Un error supino, porque lógicamente ellos saben dónde pedir las piezas al mejor precio para ahorrase algo en las reparaciones.

Siempre el dinero

La segunda es preguntarle «¿cuánto me costará?», daremos la impresión de que sólo nos importa el precio, lo que puede hacer que la reparación no sea todo lo fina ni utilice los mejores materiales. En este caso lo mejor si nos preocupa el importe es pedir un presupuesto por escrito, que puede cobrar si no llevamos a cabo el arreglo.

Por último lo que jamás debemos decirle es «¿no será un problema de la trócola?» o cualquier otro elemento, pues identificará en primer lugar que vamos de listos... o queremos meternos en su trabajo, y además le damos vía libre para cambiar una determinada pieza que el cliente cree que puede estar fallando.

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