Carburantes
¿Por qué en 2025 pagaremos el litro de gasóleo más caro que el de gasolina?
El Gobierno prepara una subida de impuestos inminente para el combustible que mueve a más de un 60 % de los coches usados en España
En los años 90 Bruselas apostó por los motores diésel de forma estratégica para apoyar a la industria europea del automóvil.
Entonces, las principales marcas del Viejo Continente habían logrado una ventaja comparativa increíble respecto al resto de fabricantes mundiales en esta tecnología, por lo que Europa apoyó con todos los medios a su alcance las ventas de coches movidos por gasóleo.
Diésel: de Dios a diablo
Esto supuso que los motores movidos por gasóleo alcanzaran en Europa una cuota de mercado de un 60 % con los TDi de Volkswagen como los principales protagonistas, una tecnología de inyección directa que posteriormente imitarían el resto de fabricantes.
La estrategia fue magistral y durante la primera década de los años 2000 esta tecnología diésel llegó a mercados dominados casi al 100 % por la gasolina, como el norteamericano o el japonés.
Los europeos reinaban
Las marcas asiáticas como Toyota y Honda tardarían años en reaccionar y poner a la venta motores diésel equiparables a los europeos.
El Dieselgate del año 2015 dinamitó por completo la estrategia de Bruselas apoyado por el movimiento ecologista, que demonizó los motores movidos por gasóleo hasta el punto de obligar a los fabricantes a olvidarse de ellos y comenzar a invertir ingentes cantidades de dinero en el coche eléctrico, una tecnología en la que los chinos llevan más de una década de ventaja.
Bruselas se ha encontrado ahora con un parque de coches usados diésel superior al 60 % que casi se está revalorizando por su excelencia, y de hecho el consumo de gasóleo en las gasolineras no flojea visiblemente por el momento pese a que las ventas de coches nuevos de gasóleo solo suponen ya el 10 % del total, pues no hay oferta de coches diésel en los concesionarios.
Bruselas da la puntilla
Llegados a este punto, la única solución que queda para terminar de matar a los coches diésel es subir el precio del combustible, que estaba bonificado fiscalmente desde los años 80 al ser un carburante destinado fundamentalmente al uso profesional.
Así, en paralelo a Italia y Alemania, que ya han anunciado una subida de impuestos para este carburante, España acaba de hacerlo oficial hace unas semanas.
El problema es que la compleja aritmética parlamentaria hace que el Gobierno no haya podido sacarlo adelante en el Congreso, por lo que la subida de 11 céntimos por litro al gasóleo ya estaría en marcha vía un Real Decreto de Ley, lo que significa que es muy probable que en primavera el precio del litro de diésel supere al de gasolina de manera definitiva, pues hoy le separan menos de 10 céntimos.