Ari Boulogne (1962-2023)
La tragedia de ser el hijo no reconocido de Alain Delon
Su existencia fue un cúmulo de abandono familiar, de adicción a las drogas y de fracasos profesionales
Christian Päffgen
Nunca se recuperó de no haber sido reconocido por Alain Delon, con quien guardaba un claro parecido físico. Apenas destacó con papeles de reparto en siete películas y, de cuando en cuando, como fotógrafo.
La tragedia de Ari Boulogne se gestó en el mismo momento de su venida al mundo, el 11 de agosto de 1962, hijo de Christa Päffgen, conocida como Nico, actriz, modelo, cantante –principalmente de Velvet Underground– y una de las musas de Andy Warhol y, supuestamente, de Alain Delon. Sus padres se habían conocido durante el rodaje de Plein Soleil, mientras el actor galo era pareja oficial de Romy Schneider. Pero siempre se negó a reconocer al recién nacido, pese a las nítidas, casi inconfundibles semejanzas faciales entre ambos.
De ahí que sus primeros años transcurriesen en el ambiente bohemio de su madre, entre la «corte» de Warhol –el polifacético artista le filmó fugazmente en Chelsea Girls– y los sucesivos compromisos cinematográficos, completado, según pasaban los años, con la creciente adicción de su madre a la heroína. Siendo este estilo de vida poco apropiado para un menor, Nico lo confió, en un primer momento, a su abuela materna. Mas esta última pronto empezó a padecer párkinson: entonces, el pequeño Ari fue acogido durante un tiempo por Édith Boulogne, madre de Delon, que le dio, además, su propio apellido, que era en realidad el de su segundo marido. Por si no fuera suficiente, siempre declaró que «nadie podrá quitarme la certeza de que Ari es hijo de mi hijo».
Una contundencia frente a la que Delon permaneció impasible. Y nunca se lo ocultó en los esporádicos encuentros que mantuvieron. Con su madre, Ari se unía a su madre. En este caso, la convivencia tampoco fue fructífera: Nico le inculcó sus malos hábitos psicotrópicos desde muy pronto antes de retirarse a Ibiza, donde falleció en 1988 de hemorragia cerebral, producida por una caída desde su bicicleta.
Abandonado a su suerte, el ya adulto probó suerte en el cine, donde solo consiguió papeles de reparto en un puñado de películas, y en la fotografía, especialidad en la que logró un poco más de éxito. Muy relativo, en todo caso. Incluso fue capaz de abandonar temporalmente el consumo de heroína.
La única vía que quedaba a Ari para merecer un mínimo de consideración era un reconocimiento legal de paternidad. La demanda fue presentada en 2019, pero la justicia gala se declaró incompetente, alegando que Delon era residente suizo. El caso sigue sin resolverse. Lo que sí fue resolviéndose, y de la manera más infausta, fue la última etapa de la atribulada vida de Ari: hundido por el consumo de drogas, hemipléjico –en fechas recientes se desplazaba en silla de ruedas–, vivía en condiciones miserables en humilde edificio parisino en compañía de su compañera sentimental y de su hijo de 21 años.