
Gonzalo Córdoba
Gonzalo Córdoba (1934-2025)
La mejor gastronomía gaditana
Hizo de «El Faro» un referente potenciando el refinamiento sin perder las esencias

Gonzalo Córdoba Gutiérrez
Hostelero
Hijo de un albañil, empezó como botones y acabó como dueño de un grupo de restauración que incluía el célebre «el Faro» de Cádiz.
Gonzalo Córdoba Gutiérrez nació en Jerez de la Frontera para evitar quebrar una tradición arraigada en su familia materna y ha fallecido en Sevilla, ciudad de residencia de su segunda mujer. Mas sus orígenes y su larga vida son gaditanos. Hijo de un albañil —que completaba sus ingresos ejerciendo de portero en el Cine Municipal— y de un ama de casa que falleció de tifus cuando su retoño tenía siete años, estas dificultades le obligaron a abandonar muy pronto el colegio y a incorporarse al mundo laboral: ya en 1946 prestaba sus a servicios como botones del Hotel Playa. «Trabajaba hasta que salía el último tranvía a Cádiz. Subir y bajar de los tranvías en marcha, incluso para hacer mandados en las paradas, fue una de sus habilidades», recuerda Diario de Cádiz.
Los mandados los terminaría haciendo en el universo de las tiendas de ultramarinos, convirtiéndose en uno de esos «chicucos» tan típicos de Cádiz. Tras prestar sus servicios en varios establecimientos y ahorrar dinero, en 1958 se estrenó como gestor al tomar las riendas de «El Pasiego», antes de comprar un local que, con el tiempo —en abril de 1961, para ser precisos— pasó a llamarse «El Faro». Córdoba supo que se enfrentaba al reto profesional más importante de su trayectoria. Empezó con mesas y sillas prestadas por un compañero. Su primera carta ofrecía populares pescados y mariscos del día —siempre conservó la costumbre de visitar él mismo los mercados.
El éxito no tardó en llegar: por la calidad de los productos y por su propia intuición: a principios de los setenta contrató a trabajadores de un hotel gaditano que acababa de cerrar sus puertas e inició una gira por el norte de España y el sur de Francia para traer nuevas ideas gastronómicas. Así fue como, potenciando el refinamiento sin perder las esencias, «El Faro» se labró poco a poco su reputación de templo de la gastronomía gaditana. También se preocupó Córdoba de ampliar el negocio: en 1987 abrió otro restaurante en el Puerto de Santa María. Después vinieron una empresa de catering y un complejo de celebraciones y eventos.