Fundado en 1910
Angelo

Angelo AmatoEl Debate

Angelo Amato (1938-2024)

El servicio a la Iglesia y a la Teología marcaron su vida

El Papa Francisco, en un telegrama dirigido a los salesianos y a su familia, daba «gracias a Dios por el edificante testimonio de este hijo espiritual de san Juan Bosco, quien durante tantos años se dedicó con delicadeza humana y generosidad al Evangelio y a la Iglesia»

Angelo
Nació 8 de junio de 1938 en Molfeta y murió en Roma, 31 de diciembre de 2024

Angelo Amato

Cardenal

Compañeros suyos de estudios lo recuerdan como un religioso afable, piadoso, inteligente, siempre amable y dispuesto a ayudar ante cualquier dificultad

El pasado 31 de diciembre, falleció el cardenal Angelo Amato, salesiano de Don Bosco, prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos, a la edad de 86 años. El Papa Francisco, en un telegrama dirigido a los salesianos y a su familia, daba «gracias a Dios por el edificante testimonio de este hijo espiritual de san Juan Bosco, quien durante tantos años se dedicó con delicadeza humana y generosidad al Evangelio y a la Iglesia».

Un servicio a la Iglesia que, especialmente, se concretó en 2002 cuando fue nombrado por Juan Pablo II Secretario de la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, de la que en ese momento era Prefecto el cardenal Ratzinger quien, ya Papa, lo nombró en 2008 Prefecto para las Causas de los Santos. Pero un servicio a la Iglesia y a la Teología que marcaron su vida.

Angelo Amato nació en Molfetta (Bari), el 8 de junio de 1938, en una familia de constructores navales. Era el mayor de cuatro hijos y comenzó estudios en el Instituto Náutico de Bari, en la sección de capitanes de barcos. Pero, al inicio del tercer curso, decidió abandonar esta carrera para «remar mar a dentro» y seguir la vocación religiosa como salesiano. En 1956, tras los años de aspirantado y noviciado, realizó la primera profesión religiosa y prosiguió sus estudios de Filosofía en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma (UPS). En 1962 emitió los votos perpetuos y, antes de los estudios de Teología, siendo joven salesiano, fue profesor de Secundaria en el colegio salesiano de Cisternino (Brindisi). En la misma universidad concluyó sus estudios teológicos y fue ordenado sacerdote en 1967.

Compañeros suyos de estudios lo recuerdan como un religioso afable, piadoso, inteligente, siempre amable y dispuesto a ayudar ante cualquier dificultad. En la universidad Gregoriana de Roma obtuvo, en 1974, el doctorado en Teología, y continuo su vocación educadora enseñando esta materia en la UPS. De 1977 a 1982 fue becario del Patriarcado de Constantinopla, estudiando en la universidad de Salónica, lo que le permitió conocer la Iglesia y Teología Ortodoxas. Profesor de Cristología en la UPS, fue decano de la Facultad de Teología. Profundo teólogo, además de ensayos y numerosos artículos, Amato publicó textos como El Evangelio del Padre (1999), Jesús, identidad del cristianismo (2008), o Los santos en la Iglesia (2010), entre otros. Ha sido muy valorado, por ejemplo, su manual de Cristología ‘Jesús, el Señor’, traducido a varios idiomas.

Fue consultor de la Doctrina de la Fe, de los pontificios consejos para la Promoción de la Unidad de los Cristianos y para el Diálogo Interreligioso, y consejero de la Pontificia Academia Mariana Internacional. En diciembre de 2002 fue nombrado secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y san Juan Pablo II lo consagró obispo en enero de 2003. En julio de 2008, Benedicto XVI lo nombró prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos y, en el consistorio del 20 de noviembre de 2010, lo creó cardenal.

Visitó numerosas veces España, para presidir ceremonias de beatificación de mártires del siglo XX, como en Tarragona, Santander, Almería, Madrid o Barcelona. En esas ocasiones no dejó de subrayar que «España es una tierra bendecida por la sangre de los mártires» e invitaba a responder «con la eficaz arma del perdón», a seguir su ejemplo de fe y caridad en la vida cotidiana.

El cardenal Amato era un extraordinario teólogo, riguroso, de pensamiento lúcido que vivió también al servicio de los jóvenes, especialmente los estudiantes, en sus años de profesor siempre cercano y acogedor. Un hombre que vivió su vocación salesiana al servicio de la educación y de la Iglesia, con coherencia entre su pensamiento y su vida, practicando dos virtudes que San Juan Bosco quería para sus salesianos: trabajo y templanza.

comentarios

Más de Obituarios

tracking