La razón por la que Sánchez es muy peligroso
Si continúa en el poder tras las próximas elecciones, esta vez el pago a los separatistas será abrir puertas para cuartear España a través del TC
En los últimos cuatro años han sucedido hechos que si nos los hubiese pronosticado algún politólogo allá por 2017 habríamos pensado que se había fumado un alijo de grifa entero. Nadie habría visto posible que el líder de la oposición asaltase el poder sin haber ganado las elecciones, con solo 46 años y mediante una alianza con partidos golpistas que él mismo acababa de ayudar a combatir apoyando el 155. Nadie se habría imaginado que una vez en el poder ese político indultaría a los autores del golpe sedicioso de 2017, a fin de salvar su coalición con los peores enemigos de España. Tampoco nadie habría fabulado con un pacto con el partido de ETA. Y desde luego nadie, ni el más flipado de los soñadores, pensaría que algún día íbamos a ver a un Gobierno de España otorgando mercedes penitenciarias a Txapote, el asesino entre muchos otros de Miguel Ángel Blanco, y a un terrorista tan salvaje como Parrot.
Pero todo eso ha ocurrido. Sánchez no tuvo el menor escrúpulo y los españoles y sus partidos de oposición no lograron frenarlo.
¿Cómo se explica el milagro de que ERC y Bildu hayan sostenido al Gobierno de Sánchez contra viento y marea, con una lealtad tan extraña? Los motivos son dos. El primero es que los separatistas saben, como han reconocido claramente, que con ningún otro presidente lo tendrán tan fácil. El segundo motivo es que Sánchez cerró un precio con Junqueras y Otegui a cambio de su apoyo. El pago al primero fue indultarlo, sacarlo de la cárcel junto a toda su cúpula golpista. El pago al segundo resultó todavía más miserable: ir poniendo en la calle a todos los terroristas de ETA (como ha explicado el propio Otegi a su gente).
Sánchez está de capa caída. Nunca logrará más escaños de los que tiene ahora, y lo sabe. Si logra el improbable éxito de que la derecha no sume mayoría absoluta el año que viene, el Partido Sanchista (antaño PSOE) volverá a necesitar a los separatistas para poder gobernar. Pero una vez que ya ha pasado por taquilla con los indultos y la liberación de etarras, esta vez le plantearán un nuevo precio: pasos concretos para ir haciendo real lo que llaman «derecho a decidir».
Y aquí es donde entra el extremo empeño de Sánchez por hacerse con el control del Tribunal Constitucional, con una mayoría a su dictado que tenga además fuerte impronta pro nacionalista. Un referéndum de independencia no cabe en nuestra Constitución. Pero con una mayoría dócil en el TC se podrían colar consultas de nombre eufemístico sobre la «relación» de Cataluña –y el País Vasco– «con España» que sirviesen para comprar por algún tiempo más el apoyo de los separatistas.
Esta es la razón por la que Sánchez se ha convertido en un político enormemente peligroso para los intereses de España. Es cierto que va a dejar la economía con un boquete de espanto. Pero eso puede parchearse, aunque sea con dolor y tempo. Lo que será muchísimo más difícil es cerrar la caja de Pandora de la puerta hacia la independencia de las regiones una vez abierta.
Esta jugada, que hoy revela El Debate, es el auténtico gran asunto de la política española. Un TC diseñado por Sánchez y para Sánchez dañará la unidad de España y además prácticamente hará irreversible toda la ingeniería social que se ha aprobado en estos cuatros años (eutanasia, persecución a los provida, censura de la Historia, leyes transgénero delirantes…). Esperemos que PP y Vox estén a la altura del momento, porque de lo contrario tendremos que parafrasear al viejo Guerra: si gana Sánchez esta batalla de la justicia, «a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió».