Sánchez se quiere suicidar
No hará falta que explique que soy frontalmente contrario al suicidio. Pero si el suicidio es sólo acabar con su vida política y se trata de Sánchez…
La forma en que el PSOE –o más bien su secretario general– ha arrancado la campaña electoral es absolutamente increíble. El mismo Alfonso Guerra ha hecho un análisis demoledor en The Objective. No hay precedente en una democracia occidental de un partido que gane las elecciones apostando a ser extremista. No buscando ganar el centro. Y eso es lo que hizo Sánchez en el arranque de campaña diciendo que «hablarán de pucherazo, de que hay que detenerme. Sus maestros lanzaron una turba contra el Capitolio. Quieren derogar el sanchismo. Veremos en programas de máxima audiencia pontificar e insultar. Desde la posición de dominio de las grandes empresas, en los grandes medios de comunicación, se va a desatar una campaña feroz». Pablo Iglesias no lo hubiera argumentado mejor cuando habló de asaltar los cielos. Cualquier cosa se puede argumentar con mentiras.
La política más inteligente que está jugando Feijóo es la de buscar ganar votos por su izquierda y no por su derecha. Es decir, ganar el centro. Como primera medida el PP se ha comido a Ciudadanos. Y los 300.000 votos que sumó este partido el pasado domingo son más que probables futuros sufragios para este Partido Popular.
Yo podría entender que Sánchez se equivocase queriendo disputar el voto de la izquierda radical española, llámese Partido Comunista, Izquierda Unida, Podemos o el disfraz que tengan a bien ponerse. Incluido el de Sumar. Sería un error estratégico, pero al menos ahí hubo votos en el pasado. El problema es que lo que vimos el 28 de mayo es que allí no queda casi nada. Los resultados de Podemos han sido catastróficos y no se puede criticar a Pablo Iglesias por no dimitir porque ya no le queda casi nada de lo que poder darse de baja. Yo creo que lo inteligente sería dejar que esa izquierda extrema se acerque sola al PSOE.
A esto se suma el persistente rumor de que Sánchez está jugando la carta de ser secretario general de la OTAN y que la elección del sucesor de Jens Stoltenberg se aplaza hasta después de nuestras elecciones. Yo no entiendo qué deriva están tomando algunas instituciones occidentales. Pero me cuesta imaginar que se pueda elegir para el cargo a un político que puede haber sido vapuleado cuatro días antes en sus elecciones generales. Y un político que está haciendo una campaña de extrema izquierda.
Aunque aquí cueste creerlo, en Europa Central hay mucha oposición al comunismo porque lo han vivido en sus carnes. Y la posibilidad de promover a un cargo internacional al presidente de un Gobierrno en el que todavía hoy se sientan comunistas seguro que provoca llanto y crujir de dientes en algunas naciones. De ahí las políticas que tienen tanto éxito en países como Polonia o Hungría, ambos miembros de la OTAN. Pero no sólo en ellos. Me cuesta mucho imaginar a varios jefes de Gobierno dando un premio de consolación a un político que hasta cuatro días antes no había anunciado su candidatura y que seguro que no hubiera renunciado al Gobierno de su país si hubiese ganado las elecciones el 23J.
Así que en esta hora Sánchez está acumulando todos los méritos para perpetrar su suicidio político. No hará falta que explique que soy frontalmente contrario al suicidio. Pero si el suicidio es sólo acabar con su vida política y se trata de Sánchez…