Fundado en 1910
Unas líneasEduardo de Rivas

Fútbol... femenino

Tendremos de por vida en la mente el gol de Iniesta, pero la semana que viene no recordaremos quién le marcó a Suecia

Actualizada 01:30

No había cosa más veraniega que darse un paseo después de desayunar para comprar el Marca en el quiosco antes de ir a la playa. La prensa deportiva es al verano como el calor: un tanto insoportable pero cuánto lo echas de menos cuando falta.

Con los móviles, esa costumbre se ha perdido y ya antes de salir de la cama puedes estar informado de lo que pasa con Mbappé, de la uña que se le rompió a Cristiano en el último entrenamiento y de lo fácil que se lo ponen todo a Messi en Miami. Pero tiene menos gracia. Tan poca que han perdido incluso a los verdaderos aficionados al fútbol.

El enésimo capítulo del culebrón Mbappé –que seguirá próxima temporada a buen seguro– es la demostración de que hay especialistas en el comercio de rumores. En 40 días, el astro francés ha fichado por el Madrid, se ha ido a Arabia y ha renovado con el PSG mientras el galo se reía de todos haciéndose fotos con unos y con otros. Desconozco dónde acabará jugando, pero si su destino es blanco ya le puede ir diciendo alguien que esas actitudes no gustan al Bernabéu.

Por suerte el mercado de fichajes dura ya menos. Es la única ventaja de que a 15 de agosto ya se haya jugado una jornada de Liga, con 40 grados en media España y micrófonos para el tiempo muerto que se han inventado para paliar el calor. Cosas del nuevo fútbol, que ha venido para quedarse.

Como también lo ha hecho el otro fútbol, que no es el de Bordalás sino el de las mujeres, ese que se ha ido ganando un hueco a base de apoyos interesados. Las empresas –y los medios– invierten en fútbol femenino por bienquedismo, no por rendimiento económico, pero, dicho sea de paso, bienvenidas sean todas las facilidades que le pongan al deporte. Tanta visibilidad ha permitido que 88.000 chicas estén federadas y que el fútbol sea el tercer deporte más escogido por ellas, solo detrás del baloncesto y del montañismo.

Si todo ese apoyo se une a un gran momento del deporte español, con una española ganadora del Balón de Oro y con España en la final del Mundial, mejor aún. Pero por mucho que nos alegremos de ello, seamos francos y sinceros. Tendremos de por vida en la mente el gol de Iniesta, pero la semana que viene no recordaremos quién le marcó a Suecia ni dejaremos de llamarlo Mundial... femenino.

comentarios

Más de Eduardo de Rivas

  • Las Evas de Amaral

  • La sombrilla verde

  • Bruselas huele a gofre

  • Una improbable gran coalición

  • Europa marca el camino

  • tracking