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Unas líneasEduardo de Rivas

El metaimpuesto

El concepto de cobrarte para fomentar el turismo hay que reconocer que es original. Y en Cataluña suelen llevar la originalidad al límite de lo ridículo

Actualizada 16:01

Siempre he dicho que pagar muchos impuestos es buena señal, porque significa que te van bien las cosas. Pero hay algunas tasas que me fastidia especialmente apoquinar. No tiene sentido que un establecimiento elija usar un recipiente de plástico para darme un café para llevar y sea yo el que tenga que cargar con la tasa ecologista y mucho menos que visite una ciudad y me cobres por dejar dinero en ella.

La tasa turística es una moda cada vez más presente. Después de pasar un fin de semana en una ciudad, dormir en sus hoteles, comer en sus restaurantes y comprar algún souvenir en alguna de sus tiendas, es anecdótico el porcentaje del presupuesto que supone el impuesto turístico, pero ahí está y lo tienes que desembolsar. En Bruselas, son 4,24 euros por noche y en Barcelona, 4,895.

El concepto de cobrarte para fomentar el turismo hay que reconocer que es original. Y en Cataluña suelen llevar la originalidad al límite de lo ridículo. El otro día recibí una factura de hotel de un redactor de El Debate que tuvo que viajar a Cataluña para cubrir una información. El desglose de la misma, indicaba lo siguiente:

  • Tasa impuesto turístico Barcelona: 1,70 euros
  • ​Tasa impuesto turístico Cataluña: 2,75 euros

Como fueron dos noches, las tasas aparecen por duplicado en la factura que emite el hotel y, sobre la cual, hay que abonar también el IVA correspondiente. Es decir, que el impuesto turístico está a su vez gravado con otro impuesto. El metaimpuesto.

Por cada turista que pisa Barcelona, recogen dinero el Ayuntamiento, la Generalitat y el Estado. De algún sitio tendrá que salir el dinero para fomentar el uso del catalán y para contratar traductores para el Congreso y las instituciones europeas.

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