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28 de septiembre de 2024

Pecados capitalesMayte Alcaraz

Una foto para vomitar

La portavoz de Bildu será solo la avanzadilla. Porque si el presidente en funciones hace caso a su mandado en el País Vasco, un tal Eneko Andueza, a no tardar tendrá que entrevistarse con el mismísimo Arnaldo

Actualizada 07:25

Pedro Sánchez, sin tontos útiles que le encalen la maldad, se va a reunir hoy con Bildu, Batasuna, vamos, con los albaceas de ETA. Previsiblemente lo hará con Mertxe Aizpurúa, exdirectora del panfleto proetarra Egin, y condenada por enaltecimiento del terrorismo. Esa foto, u otra con Óskar Matute, o con cualquier otro representante de esa cuadrilla de facinerosos, será la cumbre de la ignominia de este presidente. Ya mandó a Rafael Simancas y a Adriana Lastra a pactar con Otegi la reforma laboral y la ley de memoria democrática, pero ahora será él en persona el que arrastre la dignidad del Estado a los pies de una indeseable para afianzar sus repugnantes seis votos en el Congreso de los Diputados que, además, ya tiene seguros porque para Bildu no hay –ni lo habrá–, un presidente tan amigo como Sánchez.

La portavoz parlamentaria de Bildu será solo la avanzadilla. Porque si el presidente en funciones hace caso a su mandado en el País Vasco, un tal Eneko Andueza, a no tardar tendrá que entrevistarse con el mismísimo Arnaldo. Según el ignoto Andueza, él lo ha hecho «y no ha pasado nada» (sic). Hombre, algo de razón tiene este felón socialista porque el batasuno no le ha secuestrado, como hizo con el director de la planta de Michelin en Vitoria, padre de seis hijos, Luis Abaitua, o como todo hace pensar que hizo con Javier Rupérez, ni ha atentado contra él como los testigos aseguraron que hizo con mi recordado Gaby Cisneros. Porque que la Justicia no haya podido demostrar su concurso en estas dos últimas canalladas, no significa que no estuviera en el lugar de los hechos. Tanto Rupérez como Gaby, las víctimas, así lo confirmaron.

Pero el camino de los herederos del terror se va desbrozando. De hecho, ya han conseguido gracias al apoyo de Sánchez –hoy por ti, mañana por mí– la presidencia de la Federación de Municipios y Concejos; y el objetivo de Arnaldo y Pedro es desbancar a UPN de la Alcaldía de Pamplona para que Joseba Asirón, de Bildu, sea el alcalde pamplonica. Al estilo del pacto que sellaron en el Gobierno foral de Navarra. Todo está pendiente de los resultados de las elecciones vascas del próximo año. Y así, infamia a infamia, el que fuera partido de Estado se convertirá en un esbirro de filoterroristas, de los mismos que mataban a sus compañeros socialistas por defender la libertad de los españoles. Patxi López, ayer tan incómodo en la tribuna de autoridades del desfile de la Fiesta Nacional entre Abascal y Gamarra, pasó de portar el ataúd de Isaías Carrasco, su compañero, a compadrear con Otegi, que se reía de su asesinato no hace tantos años.

Esta es la España que languidece: el presidente en funciones no quiere entrevistarse con el tercer partido del Parlamento español, que tiene a tres millones de españoles detrás, pero sí con una sujeta que se rio –desde el libelo que colocaba en la diana a las víctimas que luego ejecutaba ETA– de la tortura a la que fue sometido Ortega Lara, miembro hoy de Vox, o del asesinato de Miguel Ángel Blanco. Sánchez se niega a fotografiarse con una formación cuyo líder, Santiago Abascal, fue amenazado por ETA, al igual que su padre, cuando era dirigente del PP en el País Vasco. Porque al candidato a presidente no le gustan los consensos, por eso no le gusta el desfile que se celebró ayer, por eso disfruta más cuando habla con Junqueras o cuando llame a Puigdemont, que no tardará, como anunció ayer. Le molestan los pitidos, le molestan los representantes de los partidos que se sientan en la tribuna de autoridades y no son separatistas, le molestan los que no le dan sus votos a cambio de jirones de nuestro ordenamiento jurídico.

Sánchez se siente más cómodo en la zona oscura de la casa, trapicheando con los que destrozan las paredes.

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