Sería un pipiolo si aceptase esa foto
La presión del Gobierno y sus medios para que Feijóo se reúna con Sánchez es una señal clara para no ir, es una foto para blanquear la rendición a los separatistas
Sánchez, el presidente más arrogante que hemos tenido, ha ofrecido al PP hasta tres fechas para reunirse con Feijóo. Los medios de cámara del PSOE presionan también a favor de ese encuentro y le recuerdan al líder de la oposición que tiene el deber de acudir. Nadia Calviño lo exigía este domingo a voces en un mitin.
¿A qué viene esa súbita fiebre de Sánchez por dialogar con el PP? Pues es evidente: busca una foto con Feijóo para pregonar a través de sus televisiones y redes que él es el presidente del diálogo, abierto a entenderse con todo el arco político. Quiere una imagen que justifique y mitigue su inminente posado con Puigdemont y le ayude a diluir sus dos infamias de la semana pasada, la aprobación de la ley de amnistía y la entrega de Pamplona a Bildu.
El PP ha dejado caer que podrían acudir a la cita «por sentido institucional y democrático». Discrepo. Lo que harían sería lavarle la cara al mandatario que está erosionando nuestra democracia. Y no lo digo yo, lo ha dicho Feijóo en los términos más contundentes. El día 6 acusó a Sánchez de liquidar la igualdad entre españoles. La semana pasada calificó el debate de la ley de amnistía como «la jornada más triste y decadente desde el 23-F» y calificó la norma impulsada por el PSOE de «corrupción política» y «humillación al pueblo español». Este domingo, en Pamplona, tachó de «indignidad» regalarle la alcaldía de la ciudad a Bildu. A comienzos del mes pasado, acusó a Sánchez de iniciar «un proceso de capitulación», «confabulándose con los que quieren mutilar la nación española», y llamó a una reacción «institucional, legal, política y social» que «debe de ir más allá de de los partidos».
Si Feijóo considera, y con razón, que Sánchez está incurriendo en abusos de semejante gravedad, ¿qué sentido tiene sentarse a «dialogar» con él? Lo único que cabe es intentar por todos los medios frenar su escalada autocrática, que ya ha empezado con su abierto ataque a los jueces.
Una reunión con Sánchez solo tendría sentido si aceptase previamente dialogar sobre estos tres puntos: 1.- Retirada inmediata de la ley de amnistía, manifiestamente inconstitucional. 2.- Poner fin a la cacería a los jueces. 3.- Rechazar las peticiones de los separatistas de que Cataluña gestione todos sus tributos y se le perdonen 15.000 millones de su deuda, lo cual supone un agravio mayúsculo al resto de las regiones.
¿Aceptaría Sánchez conversar sobre esos puntos con el PP? Jamás. No aceptaría sentarse a hablar ni sobre uno solo de ellos. Entonces, ¿qué tiene que rascar Feijóo en una reunión con Sánchez? Nada, más allá de blanquearlo. Se comportaría como un pipiolo político si en las presentes circunstancia aceptase esa foto. La presión del Gobierno y sus medios afines para que se reúna con Sánchez suponen el más claro indicativo de que no debe acudir.
En España se está creando ahora mismo lo que podíamos llamar el ECSE (Estado Confederal Socialista Español). El modelo está claro. La mayor carga fiscal de Europa en proporción a los ingresos de los ciudadanos; una clase media depreciada y abrasada a impuestos, y un Gobierno que dilapida sin límite el dinero público para mantener una red clientelar de paguitas que le permita comprar votos. De propina, pasos para aflojar la unidad de la nación, incluso con posibles consultas eufemísticas de independencia a medio plazo.
¿Hay que dialogar con el político que tolera e impulsa ese plan? El PP tiene como misión natural frenar ese programa, no blanquearlo con charletas con un político fuera de control y que es hoy el mayor problema de España. Feijóo no va a ganar un solo voto sentándose con Sánchez, al revés. El público al que representa el PP no quiere eso. Demanda un partido firme de centro-derecha, no una formación socialdemócrata más o menos aseada.