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Cosas que pasanAlfonso Ussía

El bicho

Parece que ya se han encontrado doce cadáveres de jóvenes opositores y ochocientos venezolanos han sido detenidos. Y Zapatero aparece ofreciendo una rueda de prensa, como si fuera el presidente de Venezuela

Actualizada 10:00

Zapatero es un bicho. Su fortuna nació y aumenta gracias al régimen comunista de Chávez y Maduro. Monedero no es nada. Como los cuchillos de los balnearios, según el aforismo encadenado del gran Jardiel Poncela. ¿Qué una rueda?, la que se pincha. ¿Qué es la leche? La que se corta. ¿Qué es el cuchillo de un balneario? El que ni pincha ni corta. Cuando falleció el sinvergüenza de Chávez, que en paz no descanse, dejando a sus hijas una fortuna que superaba los mil millones de dólares, Monedero le escribió un poema llorado por lágrimas del Orinoco. Una creación divertidísima, como todas las que se llevan a cabo desde la más absoluta seriedad y resultan más cómicas que una película del Gordo y el Flaco.

Zapatero es diferente. Es el principal asesor de la bestia. Después de la trampa, viene la venganza. Es un tipo que se venga de los derrotados por su mentira. Parece que ya se han encontrado doce cadáveres de jóvenes opositores y ochocientos venezolanos han sido detenidos. Y Zapatero aparece ofreciendo una rueda de prensa, como si fuera el presidente de Venezuela. Se morrea con Maduro. Se habla de minas de oro y de frondosas cuentas corrientes. Y en este caso, Zapatero es consecuente. Sabe que un Gobierno puede caer, pero no un sistema. Y el chavismo de Maduro es un sistema blindado, y como se ha demostrado, brutal y asesino. Y Zapatero habla públicamente de una victoria limpia y unas elecciones ejemplarmente vencidas. Parece que las hijas, las que encanecieron las sienes de Barak Obama, el fundador y presidente del movimiento Woke cuando la familia visitó la Casa Blanca, también se han establecido empresarialmente en Venezuela, y les va muy bien, de lo cual me alegro. Pero Zapatero no es un observador imparcial, ni un representante de las democracias, ni un defensor de los derechos humanos. Es un comunista generosamente recompensado por la tiranía. Tiene asegurado un buen exilio. En ese aspecto ha sido más previsor que los Sánchez.

La OEA ha denunciado la manipulación más aberrante en las elecciones venezolanas. Pero Zapatero que estaba ahí, no ha reparado en rareza alguna. El auténtico presidente electo de Venezuela y María Corina Machado, la dirigente opositora inhabilitada por el sangriento mulo, han tenido que refugiarse en la embajada de Argentina. A los tiranos les importa un bledo la presión exterior, y si la presión es tan amable y cuidadosa como la de la Unión Europea, el Gobierno de España y el líder de la Oposición español, que en un alarde de coraje se ha atrevido a insinuar «una probable manipulación en el recuento de los votos», todo está dicho y todo está hecho. Sucede que asesinar a veinte, cien o doscientos venezolanos es muy sencillo. Pero no a millones de ciudadanos hartos de un régimen de miseria comunista, que ha arruinado a uno de los países más ricos del mundo, con el fin de traspasar los beneficios de sus riquezas a las cuentas corrientes de los tiranos. Europa, desde la voz corrupta de Úrsula Von del Leyen, ha manifestado que protestar por la trampa electoral de Maduro es «inoportuno por precipitado». Un periodista español Cake Minuesa se ha salvado de milagro de desaparecer del mapa. Ninguna organización periodística española ha abierto la boca en defensa de un compañero que sólo acudió a Venezuela a informar. Les esperan tiempos muy duros y sangrados a los opositores venezolanos, los auténticos y legítimos ganadores de las elecciones.

Y Zapatero, que tiene que moverse por Venezuela con un dispositivo de seguridad casi similar al de Maduro, nos ha dicho que nada, que en Venezuela ha ganado el Chavismo con claridad y que todos los que dudamos de la limpieza del recuento somos los culpables de las manifestaciones y los disturbios callejeros. Un bicho.

Ya son doce los jóvenes asesinados.

Ya han sido olvidados por Europa.

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