Tres años dialogando con España
En El Debate creemos en el periodismo, ya que entendemos que el ejercicio de nuestra profesión ha hecho mejor al mundo
Cumplir tres años de vida no es en sí mismo un logro excepcional. Vivimos, por ejemplo, en España, el segundo país con menor mortalidad infantil del mundo. Afortunadamente, los niños españoles, aunque pocos, crecen en sabiduría, bondad y con buenos alimentos. Eso, a pesar de que la pobreza infantil se ha disparado con el Gobierno de Sánchez. En cuanto a organizaciones de índole distinta, incluidos medios de comunicación, superar el trienio es lo más normal. Lo que ya no es tan frecuente es que un medio digital en la sociedad actual donde la oferta es abrumadora logre situarse entre los diez primeros y supere diariamente el millón largo de lectores, llegando incluso algún día a los dos millones.
Perdone el lector la inmodestia, pero tenemos que escribirlo. Como decía un arzobispo de Pamplona: «A mí a humilde no me gana nadie». Considero que no debemos abundar más en las informaciones referidas a la buena marcha de El Debate. Ahora bien, vivimos también un tiempo de insidias y de bulos, un tiempo de periodismo cainita y cruel con el competidor, así que en legítima defensa le cuento a usted que hoy estamos de fiesta en esta Casa, ya que en apenas tres años hemos metido la cabeza justo donde queríamos: nos hemos convertido en un medio de influencia y referencia del centro derecha español.
San Benito de Nursia, el patrón de Europa y santo por el que profeso especial devoción, insistía en la humildad como virtud del ser humano íntegro. Hoy perdónenme, pero creo que no puedo cometer un pecado todavía más garrafal: el de la falsa humildad.
En El Debate creemos en el periodismo, ya que entendemos que el ejercicio de nuestra profesión ha hecho mejor al mundo. Somos un diario digital porque el discurrir de los tiempos va arrumbando el papel, tan querido para muchos colegas de mi generación y para mí mismo, y no podíamos comparecer de nuevo ante los españoles en otra versión que no fuese digital. Ahora bien, nuestro compromiso es el mismo que cuando este medio nació en 1910: periodismo de servicio, útil, comprometido con la verdad y empeñado en ser una conciencia crítica del poder. En ocasiones es desagradable. En otras, incómodo y hasta puede que arriesgado. No vamos, no obstante, a renunciar a nuestra misión y a nuestro objetivo: establecer todos los días un diálogo con nuestros lectores para que, en lo que podamos ayudarles, hacerlo enfocados en especial a ser ciudadanos informados y con criterio.