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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Lágrimas estúpidas

Los que no han llorado por Valencia, sollozan por la derrota de Kamala Harris. En señal de duelo, Silvia Inchaurrondo ha decidido encerrarse en su casa cinco días, como si fuera Sánchez, y meditar sobre su futuro en el periodismo. He sabido por fuentes con pleno crédito, que su respuesta será como la de Sánchez. Que sigue

Actualizada 01:30

Lágrimas de dolor, de rabia, de impotencia, de infinita tristeza, de desolación y desesperanza. Lágrimas de Valencia y de la buena España, transparentes, embarradas y respetables hasta la cumbre más alta del respeto. Pero también hay lágrimas estúpidas. Las que han llorado los ojos del 'wokismo', del periodismo pesebre español, de los representantes de la autodenominada 'cultura', de los tontos que se creen superiores, de los usuarios de agendas criminales, de los globalistas, de las mujeres del histerismo feminista, de los hamás y propalestinos que jamás han pisado Palestina… lágrimas por el triunfo incontestable de Donald Trump sobre la oquedad mental de Kamala Harris. No soy adivino, pero cuando leí las declaraciones de Cuca Gamarra elogiando sin medida de paletismo a Kamala Harris, reuní a mi familia y amigos, y les adelanté los resultados de las elecciones a la presidencia de los Estados Unidos. —Gana Trump con amplia ventaja—.

Todos los habitantes del planeta que viven en naciones consideradas 'Estados de derechos' —aunque en nuestro caso, de derecho fallido—, dependen en mayor o menor medida de los Estados Unidos. Nosotros, los españoles, fuimos respetuosos dueños de una gran parte de su territorio, desde California a Florida, y ayudamos militarmente a los americanos —Gálvez—, a combatir a los ocupantes británicos. Los Estados Unidos en el Occidente e Israel en el Oriente, son los escudos de nuestra libertad. Exceptuando al nonagenario Clint Eastwood, genio del cine como actor, director y guionista —propuesto por Andrés Amorós al Premio Princesa de Asturias sin éxito, como era de esperar—, la 'ceja americana', la gente del cine, tan cretina y woke como la nuestra, soñaba con el triunfo de la simpar Kamala, vicepresidenta del gagá, y más Bardem que Harris. Sueño convertido en tragedia desde que nuestra Cuca —sin Feijóo, sin Cuca, sin Pons, sin Bendodo, sin Semper o Samper, y sin el resto de acomplejados que hoy manejan el buen invento de Fraga, el PP estaría en condiciones de gobernar en nuestra desgobernada nación—, se situó del lado de la Harris, en este caso, más Harris que Bardem. «En los momentos de crisis siempre aparece una mujer con fuerza. En apenas unos días ha revolucionado el tablero de la política americana». Y, «Kamala Harris ha revolucionado la política». A Cuca Gamarra, los indios cucurús, famosos metafóricos de las selvas, le llamarían 'Asafú Mainá' que traducido literalmente quiere decir «la que jamás acierta».

Escribo algo más tarde que el resto de los días. Son las 11.30 de la mañana del 6 de noviembre, la victoria de Trump no admite dudas, y Kamala Harris —Bardem no ha revolucionado nada de nada porque no da de sí. El desacierto de Cuca nos deja a los españoles pendientes de la opinión de nuestro experto en política internacional, Gonzalo Miró, también conocedor de los secretos del espacio, la agricultura ecológica, los vaivenes del IBEX, y la problemática del Sudán. Que así fue contratado. —Usted,¿de qué sabe?; —de la problemática del Sudán. —Vale, queda admitido en la tertulia.

Los que no han llorado por Valencia, sollozan por la derrota de Kamala Harris. En señal de duelo, Silvia Inchaurrondo ha decidido encerrarse en su casa cinco días, como si fuera Sánchez, y meditar sobre su futuro en el periodismo. He sabido por fuentes con pleno crédito, que su respuesta será como la de Sánchez. Que sigue. Con tristeza y preocupación por la causa palestina, pero que no tira la toalla.

Lo de Trump ha sido tremendo.

A mí, personalmente, se me han puesto los pelos como escarpias y la piel gallináceamente granulada.

Están todos y todas de luto. No por Valencia. Por Kamala Harris.

Lo siento. Pero no les acompaño en el sentimiento.

Brinco de gozo.

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