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El ojo inquietoGonzalo Figar

¿Alguien confía en que Feijóo haga... algo?

¿Alguien sabe qué quiere Feijóo para España? ¿Alguien ha escuchado a Feijóo articular una visión de país, una ambición de dónde aspira él a llevar España? Yo, sinceramente, no sé decirles cuál es su proyecto de nación

Actualizada 10:37

Tenemos que echar a Sánchez del gobierno. Eso está claro. No podemos seguir con un presidente que no ha dicho la verdad en su vida. No podemos seguir con un presidente dispuesto a vender a su madre para seguir en el poder; un presidente que se ha aliado con todos los enemigos de la verdad, de la libertad, de la decencia y de España, desde comunistas a independentistas y etarras. No podemos seguir con un presidente asediado por escándalos de corrupción, desde su mujer a su hermano a su antigua mano derecha. Y no podemos seguir con un presidente que impone una agenda sectaria, militante, autoritaria y contraria al progreso de nuestro país.

Pero, claro, echar a Sánchez es solo el primer paso. Luego tiene que llegar alguien al poder que gobierne con otra agenda, con otros valores, con otro afán. Y más allá de las preferencias personales e ideológicas que cada cual tenga, cualquier alternativa a Sánchez que se pueda formar pasa por el PP –posiblemente también por Vox y por otras fuerzas, pero seguro que, sin el PP, no hay mayoría de gobierno.

Pero el PP es su líder, Alberto Núñez Feijóo. Como en la mayoría de estructuras cerradas y jerarquizadas, el líder es el partido y el partido es el líder. El PP actual, su equipo dirigente, sus ideas y su estrategia, está determinado por el perfil de su jefe. Y no sé a ustedes, pero a mí Feijóo me inspira tanta pasión como una visita al dentista.

¿Alguien sabe qué quiere Feijóo para España? ¿Alguien ha escuchado a Feijóo articular una visión de país, una ambición de dónde aspira él a llevar España? Yo, sinceramente, no sé decirles cuál es su proyecto de nación. Su única propuesta de valor actual parece reducirse a no ser Sánchez. Y, cierto, esto es un paso adelante, claro está, pero a todas luces insuficiente. No ser tan malo como lo peor que ha tenido la democracia española no es un mensaje demasiado inspirador. No basta. España necesita algo más que un cambio de caras; necesita un cambio de rumbo urgente, profundo, decidido. Feijóo no representa esto.

Piensen en los más graves problemas de España y háganse esta pregunta, con sinceridad: ¿confían en que Feijóo haga grandes cambios, tome grandes decisiones en estos asuntos? Veamos, por ejemplo, la cuestión de la unidad de España. Feijóo ha demostrado, durante toda su carrera en Galicia, que es un regionalista convencido. ¿Creen que es el hombre que hará algo, desde el gobierno, por calmar las ansias nacionalistas de País Vasco y Cataluña? ¿Creen que Feijóo es el hombre llamado a poner coto al Estado de las Autonomías?

Pensemos en otro asunto que ha de cambiar en España, como es el sistema impositivo. España necesita una revolución fiscal. Vivimos en un Estado extractivo que no solo ahoga a empresas y familias, sino que además tiene serios problemas de financiamiento público. Nuestro objetivo debería ser ambicioso: España debería ser el país fiscalmente más atractivo de Europa, más incluso que Irlanda. ¿Alguien piensa que Feijóo tiene esta ambición? ¿Alguien confía en que Feijóo desate una reforma fiscal profunda? ¿Tendrá agallas siquiera de derogar el lamentable Impuesto a las Grandes Fortunas que ha aplicado Sánchez o se arrugará ante la presión de los que le acusarán de «defender a los ricos»?

¿Y qué hay de la batalla cultural? Si Feijóo y sus Cucas Gamarras (con honrosas y sobresalientes excepciones a lo Cayetana) no dan ni un ápice de lucha cultural en la oposición, ¿Qué nos hace pensar que lo harán en el gobierno? ¿Alguien cree que Feijóo tendrá el coraje de revertir las leyes más controvertidas de este gobierno, como la Ley Trans, la Ley de Memoria Democrática, etc.? Por ejemplo, Borja Sémper ya ha indicado que, si el PP llega al gobierno, no derogará la Ley Trans, sino que solo la «reformará». Una de las leyes más radicales, antinatura, transgresoras y contrarias a toda verdad y lógica, y el PP de Feijóo ya ha anunciado su sumisión preventiva…

En el frente energético, ¿confían en que Feijóo tenga el arrojo de permitir la exploración y el fracking en España, sobre todo en la costa de Canarias? ¿Tendrá valor para apostar por la energía nuclear? A la hora de enfrentarse al elefante de la Administración Pública, ¿ustedes creen que Feijóo será el presidente que tendrá el empuje de reducir el Estado, racionalizar la Administración Pública, deshacerse de chiringuitos y privatizar empresas públicas? Y en inmigración, ¿tiene Feijóo siquiera un interés por frenar la inmigración ilegal y lograr una mejor integración social de los inmigrantes que ya viven en nuestro país?

Puede que esté equivocado. Puede que Feijóo sí tenga una visión de país, y grandes propuestas para todos estos asuntos de calado que España debe afrontar. Pero, si es así, ¿las mantiene en secreto a propósito? ¿A qué espera para presentarnos su plan reformista, sus ideas transformadoras, su agenda para llevar a nuestro país hacia una nueva era de progreso?

Sin embargo, creo que no me equivoco. No tengo ninguna confianza en que Feijóo haga nada de calado por sentar las bases de los próximos 30 años de prosperidad para España. Muchos españoles ya hemos sentido la desilusión de un votar a un PP que llega al gobierno, pero no hace nada sustancialmente distinto a lo que hubieran hecho otros; de un PP (nacional o local) que va aceptando los postulados de la izquierda pero con unos años de retraso. Y nos tememos que el PP de Feijóo es doble ración de lo mismo; de la tibieza como única estrategia, la moderación hacia la nada, la indefinición por complejo ideológico. El PP actual es el espíritu inmovilista de Rajoy en el cuerpo de un millenial de Instagram – Borja Sémper, vaya.

El PP es necesariamente parte de la alternativa a Sánchez, pero ojalá fuese un PP distinto al de Feijóo. Un PP con valores e ideas claras. Un PP que represente una verdadera alternativa liberal-conservadora frente al progresismo social-podemita. Un PP sin complejos. Un PP con el valor, la altura y la convicción de implementar una agenda reformista que saque a España del lento letargo hacia la decadencia.

¿Existe ese PP en algún lado –en alguna oscura y gastada calle de Madrid, quizás? ¿O nuestra máxima aspiración debe ser simplemente librarnos de Sánchez? Y después de la maldad de Sánchez y de la nadería de Feijóo ¿Qué sigue?

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