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Vidas ejemplaresLuis Ventoso

Historia reciente de España para jóvenes y 'jóvenas'

Un breve resumen de lo que ha pasado desde 2004, dedicado a todos los que se informan por Instagram y TikTok, profundos pozos de conocimiento

Actualizada 11:44

Si los jóvenes y jóvenas que se informan vía Instagram y TikTok, grandes pozos de conocimiento, tienen algún interés en saber qué ha pasado en su país en los últimos 21 años, por qué se ha descuajeringado España, vamos a contárselo:

Zapatero llega a la presidencia en abril de 2004, en buena medida gracias a la perversa manipulación que hace el PSOE rubalcabiano del dolor del peor atentado de la historia de España. Una vez en el poder, es apodado como Bambi por su aparente bondad y se ensalza su estupendo «talante». Craso error. En contra de lo que parecen reflejar su aire de ingenuo sonriente y sus plácidos ojos glaucos, Zapatero tiene un clarísimo plan.

La economía marcha muy bien, empujada por la inercia de la gran liberalización de Aznar. Así que Zapatero llega a la conclusión de que va sola. No es necesario ocuparse de ella. Pero si el frente económico ya no resulta importante, surge un problema: ¿Cómo diferenciar al PSOE del PP, y más cuando al parecer la derecha gestiona mejor? La respuesta a la que llega Zapatero es que toca tensionar el escenario político y social reabriendo las heridas ya cauterizadas de la Guerra Civil y lanzando un gran programa de ingeniería social, que cambie la mentalidad de la España católica para hacerla para siempre «progresista». Manos a la obra.

Para blindar el futuro electoral del PSOE, Zapatero hace algo más: recupera el espíritu del Frente Popular del 36. Establece un «cordón sanitario» contra la derecha, que entonces era solo el PP. Cuando tiene que elegir entre populares y nacionalistas antiespañoles, el PSOE apoya siempre a los segundos en todas las instituciones.

La atolondrada y culposa gestión de la crisis de 2008 que hace Zapatero se lleva por delante al PSOE en noviembre del 2011. Rajoy, con una extraordinaria mayoría absoluta en sus manos, centra todo su esfuerzo en los tremendos agobios económicos y descuida el plano ideológico, que no encaja con su centrismo natural. Con la excepción de los loables intentos de Wert en educación y de ciertos esfuerzos de Gallardón, el Gobierno marianista se desentiende de la ingeniería social heredada de Zapatero y la deja prácticamente intacta (de hecho, a personajes como la omnipresente vicepresidenta Soraya, o a Lasalle, el secretario de Estado de Cultura, en realidad no les desagrada).

En esa etapa de Rajoy se comete otro error. Se da luz verde a un duopolio televisivo que incluye nuevas cadenas de izquierda, en la idea de que sirvan para impulsar un nuevo partido en el espectro zurdo, Podemos, que pueda partir el voto del PSOE y debilitarlo. Eso se logra –durante un tiempo Pablo Iglesias prácticamente desayuna, come y duerme en La Sexta–, pero el Gobierno del PP acaba de crear un monstruo: el cuasi monopolio televisivo de la izquierda, un fenómeno único en Europa Occidental, que hoy lastra sus opciones electorales.

En 2016, los separatistas catalanes están ya embalados con sus propuestas legislativas para la independencia, las llamadas «leyes de desconexión», que proclaman a las claras. Insólitamente se les deja hacer. Y lo que es peor, la izquierda, con el PSOE y el grupo Prisa a la cabeza, en lugar de criticar la crecida separatista y contribuir a frenarla, argumenta que la culpa de la escalada es de Rajoy, que no hace concesiones a los buenos de los separatistas. Mariano intenta integrar a Pedro en la reacción de Estado contra la crecida separatista, pero se resiste. Solo tras el aldabonazo del discurso del Rey es cuando Sánchez acaba cediendo y se suma al 155, aunque fuerza que se aplique una versión muy breve y liviana.

Solo siete meses después del golpe en el que se proclama la República Catalana, Sánchez cierra un acuerdo entre tinieblas y contra natura con los partidos de Puigdemont y Junqueras, con el PNV e incluso Bildu para desalojar a Rajoy. Lo hace teniendo el PSOE solo 82 escaños. Comienza ahí el auténtico Frente Popular 2, autodenominado ahora «coalición progresista» (un curioso «progresismo» de la mano de partidos xenófobos como Junts y ERC y otro creado por ETA).

Sánchez lleva a su cénit el Plan ZP. Sabe que el socialismo está en caída libre en Europa, que jamás podrá gobernar solo. Es necesario forjar una nueva mayoría, aunque el precio lo pague España. Así que llega a la siguiente conclusión: aceptará lo que le exijan los separatistas, sea lo que sea, con tal de conservar el poder para ir demoliendo el «régimen del 78» y sus instituciones y conseguir así el imperio perpetuo del nuevo Frente Popular encabezado por el PSOE. Se trata, por tanto, de un proyecto de claros tintes autocráticos.

Los pagos a los nuevos socios del PSOE se suceden: indulto, amnistía, negociaciones con un fugitivo y con mediador en el extranjero para decidir el futuro de los españoles, borrado de 17.000 millones de la deuda catalana al dictado de Junqueras, asunción del relato de los sucesos de 2017 que han hecho los golpistas, cuponazo a la vasca para Cataluña y en un futuro no lejano, algún tipo de consulta. Cataluña y el País Vasco van rumbo de convertirse en sendos estados asociados a España en todo menos en el nombre, lo que les hará más fácil el próximo pulso rupturista.

Queridos jóvenes y jóvenas, esta es la operación que desguaza España, mientras la derecha anda a bofetadas y el gran público, en la inopia. Y si os ha resultado fatigoso leerla, un día os hacemos un resumen en TikTok.

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