En defensa de Carlos Mazón
Sánchez se quedó en la India, los organismos estatales con competencia en la materia no cumplieron con su obligación de alerta y la vicepresidenta Ribera se quedó en París a negociar su multimillonario futuro
Es tan desproporcionado el ataque con que el PSOE y el Gobierno central están zahiriendo a Carlos Mazón, presidente de la Generalitat valenciana, que inevitablemente el sentido común te lleva a concluir que los nervios en el bando socialista están a flor de piel por la cascada de escándalos de corrupción que vamos conociendo, incluidos el buen número de sucesos del levantino Ábalos.
El actual PSOE ya no juega con reglas normales. Sánchez, un hombre caracterizado por su falta de principios, es decir, un amoral, ha introducido en la escena política española una manera de actuar y unas prácticas que pueden llevar al abismo a nuestra democracia. No en vano hemos bajado en todos los observatorios internacionales de calidad institucional. El acoso a Carlos Mazón es una nueva prueba de ese estilo de actuar. Hay más de doscientos muertos y al PSOE no se le ocurre nada más que acosar a Mazón, jugando con medias verdades, cuando Sánchez se quedó en la India, los organismos estatales con competencia en la materia no cumplieron con su obligación de alerta, la vicepresidenta Ribera se quedó en París a negociar su multimillonario futuro y solo el Rey, Don Felipe, dio la cara, junto con Mazón, mientras Sánchez huía como el cobarde que es.
Bajo esa apariencia de arrogancia y chulería se esconde un hombre temeroso y resentido. No le auguro nada bueno. Desde luego su preocupación por la historia ya debe desaparecer, pasará a ella como un felón al proyecto democrático y constitucional de España.
Por todo lo anterior, vuelvo a mi argumento del arranque de la crisis, Carlos Mazón solo puede dejar su responsabilidad al minuto siguiente de que lo haga Pedro Sánchez, solo en ese caso y en ningún otro. Como eso no va a ocurrir, confío en que al PP y su cúpula nacional no se le ocurra hacer caer a su hombre en la Comunidad Valenciana porque sería terminar dándole la razón a una campaña obscena de los sanchistas. Es una pena, pero el PSOE desde 2004, en que ya hizo un aprovechamiento vomitivo del dolor de un atentado con casi doscientas víctimas, no ha dejado de embarrar la vida política española. Ahora con el barro de la dana.