Cartas al director
Mediocracia totalitaria
Lo que voy a narrar es válido para todos los pueblos y ciudades de España y para todos los estamentos e instituciones políticas.
Se están celebrado en San Lorenzo de El Escorial las fiestas por la Virgen de Gracia que culminan en una romería a su ermita y le precede una ofrenda de flores en la plaza Mayor.
El presentador agradece la participación de las diferentes agrupaciones e instituciones y cuando le tocó el turno al Ayuntamiento, el speaker dijo más o menos: «Muchísimas gracias a la Corporación municipal, a la alcaldesa y al vicealcalde por su ayuda y colaboración, sin la cual este acto no se hubiera podido realizar».
¿Se dan cuenta? El Ayuntamiento somos todos y nuestros representantes no hacen sino lo que debe hacer: trabajar para nosotros y facilitar con su organización, que pagamos y mantenemos todos, la celebración de un acto tradicional que es parte del pueblo, como debe ser.
Pero el totalitarismo de nuestra democracia, aunque esta realidad parezca una contradicción, va calando en nuestros cerebros como lluvia fina y, si antaño pensamos que el pueblo era soberano y las instituciones y sus representantes estaban para servirnos y facilitarnos la vida, hemos pasado a asumir que somos sus súbditos, sus lacayos y que ellos, los poderosos, nos pueden manejar a su antojo y hacer con nuestro dinero lo que les venga en gana, sobre todo robarlo, dilapidarlo y malgastarlo. ¡Leña al mono que es de trapo! Nos han convertido en los tontos útiles y en sus paganos mientras ellos viven como marajás a nuestra costa. La chulería en su grado máximo: unas instituciones que no generan dinero, nos obligan a sostenerlas con creces y encima se convierten en nuestros amos.
Señores, por evolución, hemos llegado a la mediocracia totalitaria versus dictadura, y sin darnos cuenta.