Carta de un republicano al Rey emérito

Señor, personalmente, soy republicano, por convicciones y por tradición familiar. Tan republicano como de derechas, liberal, conservador y demócrata hasta el tuétano. Nunca he sido monárquico, pero sí, en su momento, juancarlista, posiblemente, como la inmensa mayoría de los españoles. La institución de la Corona, refrendada por mayoría de ciudadanos en el año 1978 al votar nuestra vigente Constitución, debe ser objeto de respeto, defensa y consideración. Usted ya no es el jefe del Estado pero se merece el mismo respeto que cualquier otro español y en España, que yo sepa, aún se exige la libertad de movimientos y la defensa del principio de presunción de inocencia. Además, no tiene causa pendiente, ni penal ni judicial ni administrativa. En este sentido, su decisión de ir al funeral de la difunta Reina Isabel de Inglaterra está plenamente justificada, fue invitado oficialmente, por lo que nadie puede decir que no tenga derecho a hacerlo. Ahora bien, el linchamiento contra su persona, abanderado por este Gobierno de extrema izquierda que padecemos en España, no tiene justificación alguna, ni legal ni menos dando lecciones de moralidad. Un Gobierno que pacta con Bildu, que llega a acuerdos que permitirán la liberación de sangrientos asesinos terroristas de ETA, pues, la verdad, no creo que estén en condiciones de dar lecciones de moralidad pública a nadie, ni menos al que fue el jefe del Estado y facilitó la transición democrática de un régimen autoritario a otro que fue ejemplo en el mundo occidental. Por todo ello, respeto y consideración.