Cartas al director
Torerillo sin nombre
Estimado Director:
En los últimos días leo con pesar que la sangre riega de muerte las calles de los pueblos hondos de España. Y es que la verdad y la pureza de nuestras fiestas populares hace que una persona anónima decida poner en liza su vida frente a un toro bravo. Esta es la realidad de la tauromaquia y no sólo eso, también es el reflejo de las profundas raíces de nuestras hermosas y peligrosas tradiciones. ¿Qué puede llevar a un hombre a jugársela a cambio de nada? El sentimiento de identidad, el amor por el animal que es enseña nacional, la continuación de lo que un día te enseñó tu padre o tu abuelo y que le será trasmitido a tus hijos si salvas la vida en ese juego natural y elemental que son los encierros en sus distintas variantes. Por ello me gustaría rendir homenaje a esos torerillos que dejan su vida salvando ancestrales tradiciones y cuyo nombre no tendrá plazas ni azulejos conmemorativos y no se me ocurre mejor manera que hacerlo con estos versos de Cecilio Muñoz Fillol: «Torerillo sin nombre / mayor será tu gloria / que otras glorias de escena y de salón».