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23 de septiembre de 2024

Cartas al director

La sensatez de António Costa

Portugal nos acaba de dar una lección sobre lo que debe ser la «separación de poderes». Su primer ministro António Costa –un buen gobernante– dimite nada más conocerse su imputación por un caso de prevaricación y corrupción, mostrando así lo que debe ser un gobernante sensato más allá de su culpabilidad o no. En España se recorre el camino opuesto; los que nos gobiernan, no se van ni con agua hirviendo aunque las pruebas sean evidentes. Fue Felipe González quien acabó con la separación de poderes para, así, poder hacer y deshacer a su antojo una vez enterrado Montesquieu por Alfonso Guerra. El PP, lejos de devolver sus poderes al CGPJ miró para otro lado, seguramente porque no debían desagradarle las herramientas que dicho óbito –el de Montesquieu– les proporcionaban.

Antonio Peñalver

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