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Cartas al director

La eterna pasión

No importa cuántos sean los enemigos del amor, el sentimiento resiste junto a su dimensión. Se multiplican los intentos por explicarlo. ¿Por qué los seres humanos continúan enamorándose? Por las emociones y los sentimientos, tanto en sus formas expresivas como sus cualidades y matices culturales y morales. Lejos de ser un mero síntoma del cuerpo, incluso en aquellos casos en que las emociones básicas estén ligadas a la función biológica. El amor está constituido y modelado por diversas emociones y a veces convirtiéndose en 'fantasías'. Pero no son sueños sino estructuras, que permiten ordenar los sentimientos: como afinidad, fidelidad, obligación, obsesión, igualdad y respeto.

El amor reclama su espacio por encima del sistema de normas políticas. De todas las pasiones, el amor es la más revolucionaria, la que es capaz de poner patas arriba a la autoridad, la única que permite transformar mediante el matrimonio el sentimiento en ley. Pero por desgracia, en estos tiempos políticos que vivimos, también quieren su derrota.

No admiten ya, que el amor entre un hombre y una mujer sea la más histórica de las emociones. Aunque el amor consiste también en huir de ellas, solo quien tiene emociones sabe lo que significa escapar de ellas, cada uno con su relato y sus fases del amor, como las reglas del cortejo o las formas del desamor, el flechazo o el desengaño, o el sexo insatisfecho, o el deseo que puede o no consumarse un placer mutuo, donde las necesidades fisiológicas del cuerpo reclaman su parte.

Pero los tiempos políticos son los que son. Y el amor, salvo quizá el amor homosexual y su batalla por conseguir el reconocimiento jurídico, parece llevar escrito en la frente el signo de su derrota. Y así, con frecuencia aparecen actitudes negativas que lo ligan a la violencia, sin saber quién la provoca y por qué, si el hombre o la mujer, que muchas veces tanto se aman…

Máximo de la Peña

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